Jesús Vivo

¿Qué viene a su mente cuando lee la palabra «encarnación»? ¿Un bebé en un pesebre? ¿Jesús caminando por los caminos polvorientos de Israel?

¿Qué tal cuando lee la palabra «resurrección»? ¿Una tumba vacía? ¿Jesús subiendo al cielo sobre una nube?

No quiero ser blasfemo, pero ¿por qué no te lo imaginas hoy, en casa, en la escuela o en el trabajo? Una de las verdades alucinantes de la fe cristiana es que los seguidores de Jesús deben ser la encarnación de Jesús, ¡el Jesús Vivo en el mundo actual!

[bctt tweet=»¡Los seguidores de Jesús deben ser la encarnación de Jesús, el Jesús Vivo en el mundo actual! – Loren Gjesdal» via=»no»]

Encarnación significa literalmente «en la carne» y resurrección significa «resucitar de entre los muertos». Pablo nos dice que como seguidores de Cristo somos el cuerpo (la carne o presencia física) de Cristo (1 Corintios 12:27), y que por la fe en Jesús hemos sido llevados de muerte a vida (Juan 5:24; Efesios 2:4-6).

Una Muerte y Una Resurrección

Nuestro bautismo, por lo tanto, representa tanto una muerte como una resurrección:

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:3-4).

Morimos a nuestra vieja naturaleza pecaminosa y egoísta, y resucitamos con Jesús a una vida nueva. Entonces, la salvación es mucho más que tener nuestros pecados perdonados y nuestro registro limpio. Es también entrar en misión con Jesús. Es vivir para honrar a Aquel que murió para hacer posible el borrón y cuenta nueva al continuar la obra por la que Él vivió y murió.

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. (2 Corintios 5:18-20).

Una Vida de Transformación Continua

[bctt tweet=»La vida cristiana debe ser una vida de transformación continua. – Loren Gjesdal» via=»no»]

Cuando nos damos cuenta de lo que somos llamados a ser y hacer, y cuando evaluamos quiénes somos en comparación con quién es Él, rápidamente nos damos cuenta de que la vida cristiana debe ser una vida de transformación continua. Nuestra gran ambición es ser como nuestro Salvador, pero nuestro punto de partida se queda corto. Afortunadamente, Dios no requiere que seamos instantáneamente como Jesús, sino que se involucra en el proceso de transformarnos a diario, y ha provisto todo lo necesario para completar la obra. Él ha provisto Su Palabra, Su Espíritu y Su iglesia.

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4:11-13).

Una Nueva Encarnación de Jesús

Todo cristiano, habiendo nacido de nuevo, resucitado de la muerte a la vida, lleno del Espíritu, en transformación, es hoy una nueva encarnación de Jesús. La iglesia colectivamente, y cada uno de nosotros individualmente, debemos ser Jesús Vivo. Este es un llamado alto y santo, una responsabilidad de peso, pero un privilegio glorioso:

Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18).

A través de la obra transformadora continua y permanente del Espíritu Santo, debemos representar a Jesús ante el mundo, en carne y sangre, una nueva encarnación de Su ministerio. Esta claro que no somos literalmente Jesús, el Hijo de Dios, pero como Sus embajadores debemos representarlo con precisión.

Debemos vivir como Él vivió, hacer lo que Él hizo, enseñar lo que Él enseñó y amar como Él amó. Debemos hacer esto en casa, en la iglesia, en la escuela y en el trabajo—¡dondequiera que estemos, Jesús debe ser visto en nosotros! Y tenemos esta confianza, que cuando el mundo vea al Jesús Vivo en nosotros, muchos serán atraídos hacia nosotros tal como fueron atraídos hacia Él.


Si desea explorar más a fondo la Vida Cristiana, empezando con la salvación, pasando por el llamado y llegando hasta la transformación espiritual, Artios Christian College ofrece una clase enfocada en estos temas este verano. ¡Usted puede inscribirse a LEA 121, La Vida Cristiana! Encuentre el enlace a continuación:

    • ¿Interesado en aprender más sobre Artios Christian College? Haga clic aquí.
    • ¡Las Inscripciones están abiertas! Para inscríbirse a LEA 121 La Vida Cristiana, haga clic aquí.
    • Vea el horario de las próximas clases de Artios aquí.
    • Becas disponibles en algunos distritos. Envíe un correo electrónico a Makayla Ross a registrar@artioscollege.org para obtener más información.
    • Obtenga más información sobre El Centro Artios Para Un Liderazgo Vibrante aquí.

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail
Falta de Fuerza Iglesia y Evangelismo

Written By

Loren is husband to Nickki for more than 30 years and father to 2 adult children and 1 teen. He lives in Oregon where he is co-pastor of the Marion Church of God (Seventh Day), part time property manager, and Artios Christian College Co-Director.

More From Author

Muy Amado en el  Cielo

Leer más

Definiendo el Éxito

Leer más
Stewardship, Accountability and Administration

Mayordomía, Rendición de Cuentas y Administración

Leer más

You May Also Like