Transmisión

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(Mateo 28:18)

En los dos artículos anteriores, reflexionamos sobre las experiencias en la cima de la montaña. Empezamos con la experiencia transformadora de dar nuestras vidas a Jesús. Después vimos que a menudo necesitamos una segunda experiencia en la cima de la montaña antes de que nos demos cuenta de que no podemos superar nuestra antigua naturaleza en nuestras propias fuerzas. Pero Dios nos da la victoria al rendirnos.

Ahora pasaremos a cómo Dios puede usar nuestra vida para un bien mayor. La reina Ester tuvo la oportunidad de confiar en Dios. En primer lugar, vio sus aterradoras circunstancias sólo como un problema del cual escapar. Sin embargo, su primo Mardoqueo, identificó el problema de Ester como una oportunidad a la cual aferrarse. Confiaba en que Dios liberaría a los judíos. La única pregunta en su mente era si Dios quisiera transmitir la liberación a través de Ester o por otros medios. La elección era suya. A través de su fe en acción, el poder de Dios fluyó para liberar a los judíos.

Solemos mirar la historia de Ester, y las de muchos otros hombres y mujeres de fe, y nos preguntamos si el poder de Dios podría también fluir a través de nosotros. ¿Tendremos la fe para tomar las decisiones que ellos tomaron? Jesús contestó esa pregunta por nosotros: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel . . .” (Lucas 16:10). Nuestra fe crece al ejercitarla. Dios nos da oportunidades para ello cada día

Así como Ester, se nos ha dado un propósito de consecuencias eternas. Jesús dice que toda autoridad en el cielo y en la tierra le ha sido dada a Él (Mateo 28:18). Él podría realizar Su misión sin nosotros, sin embargo, Él ha elegido obrar a través de nosotros, al igual que el Padre eligió obrar a través de Él. Jesús nos ha confiado su Gran Comisión. Él no quiere hacer el trabajo sin nosotros, y no podemos hacer el trabajo sin Él (2 Corintios 4:7). Para entenderlo mejor, necesitamos otra cima de montaña. En su Sermón del Monte, Jesús describió la obra: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen . . .” (Mateo 5:44). Dijo que cualquiera puede amar a quienes les aman; eso es simplemente amor condicional.

Sin embargo, el amor incondicional requiere la naturaleza de Dios. No podemos tenerlo sin el poder de Su Espíritu en nosotros. La buena noticia es, en Cristo podemos hacer todas las cosas (Filipenses 4:13).

Jesús dijo que ríos de agua viva fluirán de quienes creen en Él (Juan 7:38). Somos los canales por los que fluye Su amor hacía los demás. Sin embargo, cuando hemos sido tratados injustamente, nuestra antigua naturaleza puede cortar ese flujo si no hemos rendido nuestra necesidad de justicia. El poder de vencer a nuestra antigua naturaleza pertenece a Dios, pero la entrega viene de nosotros.

Como Mardoqueo, recordémonos unos a otros la magnitud de la oportunidad que tenemos ante nosotros. Como Ester, actuemos en fe para que el poder del amor incondicional de Dios pueda fluir a través de nosotros para rescatar a quienes nos rodean. Por medio del poder del amor de Jesús en nosotros, todos sabrán que somos Sus discípulos (Juan 13:34, 35).

Jody McCoy 
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Jody McCoy grew up in the Church of God (Seventh Day) in Conroe, TX, attended Spring Vale Academy for three years, and graduated from Texas A&M in 1986 with a master’s degree in electrical engineering. He worked for Advanced Micro Devices for 25 years and left AMD in 2011 to do full-time research in religion, science, and philosophy. In 2015 Jody accepted the position as executive director of the Church of God (Seventh Day). He lives in Austin, TX.