Oh, Jesús, estás muy cerca
pero estás tan ocupado que temo
que te apresures y me pases de largo.
Y sin embargo, espero que mi corazón escuches.
Extiendo una mano tímida y desgastada
para tomar tu manto, aunque sea solo un hilo.
Y antes de que pueda emitir un pequeño grito,
siento que algo en mi alma se expande.
Entonces, con rodillas temblorosas, me inclino humildemente
al oírte decir que reconoces
mi más profunda necesidad de suplir ahora
como Tú mismo dotas mi espíritu.
Me levanto de nuevo, mi ser ágil
para caminar de maneras que te glorifiquen,
a Ti que escuchaste mi clamor interior
y te detuviste en lugar de pasar de largo.
-Chris Ahlemann





