Como una maestra de escuela sabática que regularmente ora para infundir confianza en mis alumnos, recientemente tuve un “momento de Dios”. Él me reveló a personas en mi vida que tienen una confianza verdadera y significativa. Al meditar en oración sobre esas vidas, me di cuenta de que una cosa siempre estaba presente: una figura paterna terrenal comprometida que invirtió tiempo trabajando con sus hijos, enseñándoles cómo amar al Señor y servir a los demás.
Desafortunadamente, los modelos masculinos positivos son escasos en la sociedad estadounidense. Según la Fundación Annie E. Casey, el 25 por ciento de los niños en los Estados Unidos viven en hogares donde solo está la mamá. Eso es más de 18 millones de niños que no viven con una figura paterna, y mucho menos con una figura paterna conforme a Dios. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos, menos del 20 por ciento de todos los maestros de primaria y secundaria son hombres. Además, cuando observamos la cultura popular, los hombres y la masculinidad son cada vez más ridiculizados o vistos como tóxicos.
La verdad es que la influencia masculina no es un perjuicio para la sociedad. Es todo lo contrario: las figuras paternas conforme a Dios imparten bendiciones.
Precepto de una promesa
Deuteronomio 6 dice esto:
“Estos son los mandamientos, preceptos y normas que el Señor tu Dios mandó que yo te enseñara, para que los pongas en práctica en la tierra de la que vas a tomar posesión, para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida” (vv. 1, 2).
Dios todavía bendice cuando los padres lo obedecen al enseñar a sus hijos Sus mandamientos. El Nuevo Testamento está de acuerdo. En Efesios 6, Pablo habla a padres e hijos: “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con una promesa, para que te vaya bien y tengas una larga vida en la tierra” (6:2, 3; Éxodo 20:12). Después continúa con los padres: “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (v. 4).
No sé qué circunstancias llevaron a Pablo a dar esta advertencia, pero sí sé que se estaba dirigiéndose a todos los padres en este versículo. Si bien muchos reconocen la verdad de las palabras de Pablo, esto también podría implicar que si los padres no instruyen a sus hijos en los caminos del Señor, provocarán ira en sus hijos.
Estos versículos nos dicen que para que las familias, las iglesias y la sociedad cosechen las bendiciones prometidas, los padres piadosos deben cumplir con sus responsabilidades y deben ser honrados.
Experiencias personales
Cuando nuestros hijos eran pequeños, mi esposo Jody, trabajaba largas horas como camionero. A menudo se levantaba alrededor de las cinco cada mañana, y a veces no volvía a casa sino hasta entre las diez y la media noche. Durante días e incluso semanas, los niños lo veían solo los fines de semana. Después de ir a la iglesia los sábados, mi amado solía pasar los domingos trabajando en los camiones de los que era copropietario con sus padres. Cada vez que se iba por un período de tiempo prolongado, yo notaba que un resentimiento y enojo estaba creciendo en los niños, pero parecía relajarse cada vez que Jody pasaba tiempo haciendo cosas con ellos. Su presencia restauraba la bendición.
Este principio no se aplica solo a los niños. Cuando era adolescente, una dulce amiga mía cambió drásticamente un verano después de que sus padres se divorciaron y su padre se fue a vivir con su nueva novia. Aunque su padre intentaba incluirla en su nueva vida, su madre le contaba a mi amiga historias sobre todas las cosas malas que su padre estaba haciendo. Como resultado, mi amiga comenzó a buscar nuevas figuras paternas en su vida.
La invité a mi grupo de jóvenes de la iglesia con la esperanza de que encontrara la mejor figura Paterna. Aunque fue algunas veces, no fue sino hasta varios años después que llegó a conocer al Señor. Sin embargo, mientras eso pasó, mi amiga luchó contra la depresión, la ira y el resentimiento, y tomó algunas malas decisiones en el camino.
Esta es la historia de muchos en nuestra sociedad. La promesa de bendición se pierde cuando los padres se van y los niños sufren las consecuencias.
El precio por la falta del padre
Cuando vemos a la sociedad hoy en día, vemos cosas buenas, pero también vemos amargura, envidia, enojo, lucha y codicia. ¿De dónde viene lo bueno? ¡En gran parte, de cristianos que están seguros sabiendo que Dios los ama y que no irá a ninguna parte! Nosotros, como iglesia, estamos llamados a amar a nuestros vecinos como a nosotros mismos y, a menudo, ministramos a los enfermos, viudas y necesitados en nuestras comunidades. ¿Pero qué hay de los huérfanos? ¿Estamos proporcionando figuras paternas para aquellos que han perdido esa bendición y que quizá no conocen la alegría de correr hacia un padre cuando necesitan ayuda para responder preguntas difíciles?
Una guía legal escrita por el abogado Jeff Adrian Biddle (julio de 2012) nos ilustra sobre lo que sucede cuando las figuras paternas fuertes y temerosas de Dios están ausentes de la vida de los hijos. Este estudio dice que “el 85% de los jóvenes que están en la cárcel crecieron en un hogar sin padre”. Eso es alarmante. Me pregunto cuántos del otro 15 por ciento tenían una figura paterna temerosa de Dios en sus vidas.
El mismo estudio también afirma que “el 63% de los suicidios juveniles provienen de hogares sin padre. El 75% de los pacientes jóvenes que buscan tratamiento por abuso de sustancias provienen de hogares sin padre. . . . Los niños que crecen sin un padre tienen el doble de probabilidades de abandonar la escuela preparatoria”.
Si bien la sociedad enseña que no necesitamos hombres en nuestras vidas, la Biblia claramente establece lo contrario. Y las estadísticas muestran claramente lo contrario. En lugar de otorgar bendiciones, los padres ausentes dejan una maldición. Pero no tiene por qué ser así. La iglesia está llena de hombres piadosos, y están llamados a ponerse de pie para encontrarse con esas almas desamparadas y descuidadas en donde estén.
Una iglesia de padres
¿Estamos invitando a figuras paternas para que participen activamente en la Escuelita Bíblica de Verano, para que enseñen clases para niños o realicen sesiones de preguntas y respuestas, o incluso estudios bíblicos, con nuestros jóvenes? Cuando mis hijos eran más jóvenes, mi hermano lideraba una tropa de los Scout que iban en caminatas, de pesca, caza y muchas otras salidas a lo largo de los años. Aunque yo alentaba y trataba de ayudar a nuestros hijos a ganar las insignias de reconocimiento por su esfuerzo, mi esposo era el que lograba hacer una verdadera diferencia en su motivación para ganar la próxima insignia.
Una y otra vez, me involucraba y ayudaba a nuestros hijos a recaudar fondos, los ayudaba con las pruebas de sus insignias y otras cosas. Pero no fue hasta que su padre se involucró que trabajaron mucho más duro para lograr sus objetivos. Como sociedad, incluso para los padres, a menudo olvidamos lo importante que es para los padres celebrar los éxitos de sus hijos y para que los niños conozcan la exuberancia de escucharlos decir: “¡Muy bien!” En lugar de provocar ira, un padre atento otorga la bendición de la alegría.
Los padres piadosos pueden impactar a la iglesia directamente. En su artículo publicado en The Longmont Pastor (El Pastor de Longmont) (junio de 2016), Nick Cady menciona las estadísticas sobre la asistencia a la iglesia de jóvenes adultos y el impacto de la asistencia a la iglesia de los padres. Esto según los datos que recopiló de Promise Keepers (Guardadores de la Promesa) y Baptist Press (La Prensa Bautista), si el padre de la familia no asiste a la iglesia, incluso si su esposa lo hace, solo el 2 por ciento de los niños se convertirán en adoradores habituales. Cady continúa: “Si un padre asiste a la iglesia de manera irregular, entre la mitad y dos tercios de sus hijos asistirán a la iglesia con cierta regularidad como adultos”. Si mamá no va a la iglesia, pero papá sí, por lo menos dos tercios de sus hijos terminarán asistiendo a la iglesia.
Si bien las madres no están excluidas de la enseñanza en la forma en que un niño debe vivir, es de vital importancia que las figuras paternas se unan. Deben reforzar los preceptos que las mujeres piadosas traen a la mesa y darles a los niños una sensación de paz acerca de obedecer a nuestro Padre celestial.
Una gran necesidad
Creo que los Scouts tuvieron la idea correcta en cierto momento a inicios de su historia: Figuras paternas pasando tiempo de calidad con los hijos establece el tono para el resto de sus vidas, ya sea llevándolos hacia Dios o alejándolos de Él. Simplemente oro para que estemos criando a nuestros hijos para que vean hacia un Padre que nos ama tanto que desea una relación íntima con nosotros. La obediencia al Santo abre las compuertas para que Dios libere sus bendiciones. ¿Estamos abriendo nuestros corazones para recibir Sus bendiciones, o estamos rechazando Su regalo?
Claramente, las estadísticas muestran exactamente lo contrario de lo que la sociedad proclama hoy sobre las figuras paternas. Sé que no todos tenemos un padre presente en nuestras vidas. Mi propio padre falleció hace muchos años, pero los hombres piadosos en mi vida me han acompañado amorosamente para guiarme cuando hago esas preguntas difíciles.
¿Hay algún padre, abuelo, tío u otro miembro de la iglesia, que esté dispuesto a pasar un poco de tiempo con usted o sus hijos de manera regular? Si no está seguro comuníquese con su pastor local para obtener ideas. Nunca se sabe cuándo un anciano jubilado podría estar buscando ser el mentor de alguien.
Únase a mí en oración para que Dios levante las figuras paternas que quiere que estén presentes en nuestras vidas para llevar a cabo su bendición. Y a todos los padres que bendicen nuestras vidas todos los días, les decimos, ¡gracias!