En la conquista de Canaán, ¿ordenó Dios el genocidio? Si es así, ¿justifica eso hoy la agresión nacional de hoy en día?

FacebooktwitterredditpinterestlinkedinmailReading Time: 2 minutes

En la conquista de Canaán, ¿ordenó Dios el genocidio? Si es así, ¿justifica eso hoy la agresión nacional de hoy en día?

No, Dios no ordenó el genocidio, ni la conquista de Canaán justifica hoy la agresión nacional y la guerra. La orden suprema de Dios era “expulsar” a los habitantes de Canaán. El énfasis bíblico no está en que Israel los expulsara por su propia fuerza o determinación, sino en que Dios mismo los expulsara (Éxodo 23:28-31; 33:2; Deuteronomio 7:22; 11:23; 18:12; Josué 3:10; 13:6; 14:12; 23:9).

Dios dio dos razones para expulsar a los cananeos de la tierra: “por la impiedad de estas naciones . . . para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob” (Deuteronomio 9:5).

En otras palabras, la conquista de Canaán por Josué refleja dos atributos divinos: El juicio de Dios sobre el mal y la fidelidad a Sus promesas. Ambos motivos tienen su origen en la promesa divina de la tierra a Abrahám cuando “la iniquidad de los amorreos [aún] no se había consumado” (Génesis 15:16). De modo que la conquista de Canaán no es un patrón para la guerra humana, sino que solo es un reflejo de la prerrogativa y el poder únicos del Dios Todopoderoso.

Dicho esto, al igual que en los relatos del Diluvio y de Sodoma y Gomorra, algunos ejemplos de la conquista describen la destrucción de toda alma viviente. Supongo que la pregunta se dirige a estos versos:

Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos . . . Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que respirase (Josue 6:21; 11:11).

Una vez más, el juicio divino sobre la terrible maldad está a la vista. Pero todavía la pregunta revela nuestra lucha por aceptar y someternos a la asombrosa soberanía de Dios. Romanos 9 dice:

Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? (vv. 20, 21; cf. Job 33:13; 36:23; 42:2-6; 1 Corintios 1:20; 1 Timoteo 6:5).

Jesús dice lo mismo: “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?” (Mateo 20:15).

Dios es bueno y justo. Sí, Él ordenó a Israel que expulsara y destruyera a los cananeos, pero sólo después de retrasar el juicio durante cuatrocientos años (Génesis 15:16). Además, sólo aquellos que resistieron fueron destruidos. Otros, como Rahab y los gabaonitas, se salvaron. Al final, Israel falló en expulsar a muchos de sus habitantes (Josué 13:13; 15:63; 17:13).

A veces la gente juzga a Dios por Su misericordia. Ven el mal y dicen: “¿Por qué Dios no hace nada?” Pero cuando Dios actúa, como lo hizo en Canaán por abominaciones como el sacrificio de niños, ¡la gente también juzga a Dios por eso!

Estas historias de juicio aterrador apuntan al juicio final. Dios nos da tiempo para arrepentirnos, pero el juicio viene. 2 Pedro 3:9-12 dice que el día prometido de la ira del Señor vendrá sobre todos los males. ¿Por qué se tarda tanto cuando el mundo es tan malvado? Porque Dios no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el juicio vendrá, tal como sucedió con los malvados cananeos.

— Anciano Chip Hinds

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Chip Hinds is the Southwest District Superintendent of the General Conference of the Church of God (Seventh Day).