Se estima que hay 380,000 iglesias en los Estados Unidos. En la gran mayoría de estas iglesias, el púlpito y el sermón ocupan un lugar central (literalmente) en el servicio de cada semana. Si cada sermón tuviera un promedio de tan solo 30 minutos, ¡eso nos daría la friolera cantidad de 190,000 horas de predicación en los Estados Unidos cada semana!
Agregue los servicios de mitad de semana y la disponibilidad de toda esta predicación en línea, y podría ser el momento de preguntarse, ¿qué debemos hacer con todos estos mensajes? ¿Cuál es el propósito de toda esta predicación?
[bctt tweet=»¿Cuál es el propósito de toda esta predicación? – Loren Gjesdal» via=»no»]
El propósito es: ¿enseñar la Palabra al pueblo de Dios?, O es ¿enseñar al pueblo de Dios la Palabra? Estas dos preguntas pueden sonar igual, pero la diferencia sutil es cuál es el sujeto y cuál es el objeto de la oración. ¿Es la predicación principalmente acerca de la Palabra o es acerca de la Gente? Tal vez Pablo pueda ayudarnos a responder la pregunta:
«Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.» (1 Corintios 1:21)
El Mensaje del Evangelio
El mensaje del evangelio de Jesús crucificado por el pecado puede ser una locura para algunos, sin embargo, el plan sabio de Dios es usar al predicador para entregar el mensaje. Pablo enfoca su atención no en el contenido, sino en el resultado del mensaje. La sabiduría de Dios ha sido ordenada para usar los mensajes del predicador para salvar a la gente.
La predicación, entonces, no trata tanto de informar a las personas sino de transformarlas. ¿Cuál es el propósito de toda esta predicación? En una palabra, cambiar.
Si la transferencia de información fuera todo lo que buscáramos, podríamos encontrar un experto elocuente, grabar la presentación de la información, ponerla en YouTube y pedir a todos que descarguen la información a su conveniencia.
Pero si buscamos transformar a las personas, sacarlas de las tinieblas a la luz, comisionarlas a una vida de impacto misional, para verlas conformadas a la semejanza de Jesús, entonces estamos hablando de un tipo de trabajo muy diferente.
Un Llamado a la Acción
Estamos hablando de un trabajo personal, un llamado tanto al corazón como a la mente, un llamado a la acción que incluye la motivación correcta, un proceso interactivo que requiere observación, respuesta y rendición de cuentas.
Cuando hablamos de predicar para transformar, estamos hablando de una relación en la que el predicador conoce al oyente y el oyente conoce al predicador. En esta relación, el oyente no solo escucha el mensaje, también lo ve en la vida del predicador.
Esto le da credibilidad al llamado a cambiar, así como también un ejemplo vivo. En el contexto de una relación continua, el predicador también puede ver si el mensaje debe repetirse, reenfocarse o avanzar al siguiente paso.
Una herramienta principal para el trabajo de pastoreo es el sermón semanal. Cada mensaje está guiando a la congregación, en asociación con la Palabra y el Espíritu de Dios, de manera individual y colectiva, hacia la transformación.
Claridad e Impacto
¿Cómo puede un predicador preparar un mensaje transformador? ¿Cómo puede un oyente recibir tal mensaje? Haciendo sinceramente la pregunta: «¿Cuál es el propósito?» o sin más rodeos, «¿Y ahora qué hago?» La intención de la pregunta no es resistir o menospreciar el mensaje o al predicador, sino preguntar sinceramente: «¿Qué es lo que debería cambiar en mí como resultado de escuchar este mensaje?» ¿Es una actitud, una perspectiva o un comportamiento? ¿Cuál es la tarea por realizar, la aplicación?
[bctt tweet=»¿Cómo puede un predicador preparar un mensaje transformador? ¿Cómo puede un oyente recibir tal mensaje? – Loren Gjesdal» via=»no»]
Imagine a toda una iglesia escuchando con la pregunta en mente: «¿Y ahora qué hago?», y esa misma iglesia escuchando un mensaje elaborado específicamente para responder esa pregunta. ¿Cuál sería el resultado? Claridad, por una parte, y por la obra del Espíritu Santo, impacto.
Transformación
Cada persona sabría lo que necesita hacer. Cada oyente obediente sería guiado por la Palabra, el Espíritu y el mensaje para cambiar algo en su forma de pensar o actuar. Serían transformados de alguna manera por la Palabra leída, expuesta y aplicada:
«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.» (Hebreos 4:12)
Así que, predicador que está leyendo este artículo mientras prepara su próximo mensaje, ¿qué es específicamente lo que quiere que sus oyentes asimilen en su próximo mensaje? ¿Cuál es su respuesta a la pregunta del oyente? «¿Y ahora qué hago?»
Asegúrese de que la respuesta esté claramente expresada en su mensaje, bíblicamente respaldada y vívidamente ilustrada. Ese es el propósito de su mensaje. Hágalo memorable, aplicable y organice todo el mensaje alrededor del mismo. Por difícil que le parezca, elimina el resto.
Pensar o Hacer Diferente
Y miembro de la iglesia, piense en el último sermón que escuchó. ¿Qué es lo único que le hizo pensar o hacer diferente como resultado de lo que escuchó? Si no puede recordar el propósito del último mensaje que escuchó, intente esto cuando vaya a la iglesia este fin de semana: escriba en la parte posterior de su boletín «¿Y ahora qué hago?»
Y antes de salir del recinto, escriba debajo de esas dos palabras lo único que sabe que debe cambiar según lo que acaba de escuchar. Su respuesta puede ser diferente a la de otra persona y eso está bien. Su respuesta es lo que el Espíritu de Dios extrajo del mensaje del predicador solo para usted, y esa aplicación personal es el objetivo de toda la predicación en todas las iglesias semana tras semana.
Si desea estar mejor equipado para predicar la Palabra, considere tomar el curso «Pastoral Ministry » (inglés) de Artios Christian College.
