Desde que era una adolescente creciendo en la iglesia, los campamentos de verano para jóvenes siempre habían sido la «cima espiritual» en mi caminar cristiano. Siempre los esperaba con ansias y no podía esperar al del siguiente año.
Cuando salía del campamento, sentía un vacío en mi corazón. Había una sensación extraña cuando dejaba a mis amigos espirituales, la adoración constante y la maravillosa atmósfera llena de amor. Me sentía vacía cuando regresaba a casa y mi vida tan ocupada regresaba a mí. Otra vez sentía la presión de mi escuela, actividades extracurriculares y la vida familiar. Todo lo que podía pensar era que la presencia de Dios me había abandonado. ¿Era así?
Los campamentos de jóvenes siempre están llenos de tiempo programado para estar con Dios, lo cual era difícil de hacer en casa. Teníamos un servicio de adoración todas las noches que incluía un gran sermón y poderosos cantos de adoración. Teníamos momentos para aprender más sobre los demás y hacer nuevas amistades, así como para fortalecer nuestras amistades anteriores. Era la única semana del año en la que te sentías cerca de Dios y podías escuchar y sentir Su presencia sin parar.
A menudo se hacían compromisos, declarando a Dios que siempre lo amarías y lo servirías. Lo creímos durante esa semana y tal vez una o dos semanas después de que terminara el campamento. Lo creíamos…hasta que Satanás lanzaba mentiras y dificultades en nuestras vidas después de que terminaba el campamento de jóvenes. ¿Qué se suponía que debíamos hacer ahora?
Romanos 8:38, 39 tiene un gran valor al declarar que nada puede separarnos del amor de Dios. ¡Ningún problema, prueba o persona tiene el poder de separar a Dios de Sus hijos! Entonces, si esto significa que Él siempre está con nosotros, entonces, ¿por qué de repente ya no lo sentimos trabajando en nuestras vidas? Juan 5:17 dice que Dios siempre está obrando. Puede que no lo sintamos, pero Él nos promete que está trabajando.
Sin embargo, la relación que tenemos con Dios tiene que ser mutua. Como cualquiera buena relación, ambas partes deben esforzarse por comunicarse entre sí. Diariamente aparta un tiempo para hablar con Dios, porque Dios está tratando de hablar contigo, así que escucha y obedece lo que te diga que hagas.
Ahora que has estado con Dios, llévalo contigo y sé como Cristo. La Biblia nos dice en muchos relatos que Dios nunca nos deja ni nos abandona (Josué 1:9; Deuteronomio 31:6; Hebreos 13:5). A veces, puede que no lo sintamos, pero por favor no te desanimes ni pierdas la fe en Dios. ¡Él está siempre contigo, mi querido amigo!
¿Es cierto que pasamos por temporadas en nuestra vida que nos hacen sentir distantes de Dios? Estoy segura de que ya sabes que la respuesta es sí. La verdad es que Dios nunca nos deja. Nada puede separarnos de Su amor. Tenemos que buscar una relación con Él como Él lo hace con nosotros, y será más evidente en nuestras vidas.
No estoy tratando de criticar los campamentos juveniles de verano. ¡Esos momentos dedicados a adorar a Dios con otros creyentes pueden ser una experiencia increíble! Sin embargo, espero que eso no se detenga ahí. No olvides llevar a Dios contigo. Él está ahí; solo tienes que reconocer Su presencia y actuar de acuerdo a eso. Cuando te sientas más distante de Dios, llámalo y Él te responderá.
¡Ahora toda tu vida puede estar en una «cima espiritual!»