“Papá, realmente voy a extrañar visitar a Nana Jean y ver sus álbumes de fotos con ella”, dijo David con tristeza. “Ella visitó tantos lugares interesantes y contaba historias tan fascinantes”.

“Lo sé, hijo”, respondió papá. “Mi abuela ciertamente aprovechó al máximo esta vida, mientras esperaba con ansias la siguiente”.

“¿Qué quieres decir?”

“Nana Jean entregó su vida a Cristo hace muchos años”, respondió papá. En realidad, ella era un poco mayor de lo que tu eres ahora. Y pasó el resto de su vida viviendo para servirle en cualquier forma que pudiera. Entonces ella pasará la eternidad con Él”.

“Pero apenas la enterramos”, dijo David. “¿Cómo va a vivir otra vida?”

Papá sonrió. “Me gusta la forma en que Job lo explicó cuando dijo: ‘Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo’ (19:25). Esto se refiere a que Cristo regresará para reinar en esta tierra.

“Pero el siguiente verso responde a tu pregunta: ‘Y después de deshecha mi piel, aun en mi carne veré a Dios; Al cual yo mismo contemplaré, y a quien mis ojos verán . . .’ (vv. 26, 27). Nana Jean vivirá nuevamente con Dios cuando Él la devuelva a la vida en su nuevo cuerpo en el reino eterno”.

David pensó en su bisabuela y en cómo vivía su vida. “Entonces, ¿por qué Nana Jean estaba tan segura de que volvería a vivir y vería a Jesús? Sé que iba a la iglesia todas las semanas y leía su Biblia todos los días. ¿Es así como va a llegar a la próxima vida?

“No exactamente”, respondió papá. “Déjame ver cómo puedo explicar esto. ¿Recuerdas cómo te encantaba visitar a Nana Jean, escuchar sus historias y comer sus increíbles galletas?

David asintió. “Sí, voy a extrañar esas historias y esas galletas”.

“Bueno, ¿las historias y las galletas son la razón por la que la amabas?” preguntó papá.

“¡Por supuesto que no! Amaba a Nana Jean porque ella me amaba y me hacía sentir muy especial. Las galletas y las historias eran extra”.

“Así que Nana Jean estará en el reino porque amó a Dios y a Su Hijo Jesús e hizo de Jesús el Señor de su vida. Entonces, como lo amaba tanto, ella quería pasar tiempo leyendo Su Palabra, orando, yendo a la iglesia para estar con otras personas que lo amaban y sirviéndolo en todo lo que podía. Esas cosas no la llevaron a Su reino. Sólo hay una manera de entrar, y es aceptando Su sacrificio por tus pecados. Pero una vez que hayas hecho eso, querrás conocerlo a través de Su Palabra y de la oración. Así como tú querías pasar tiempo con Nana Jean porque la amabas mucho, no porque ella hiciera galletas y compartiera sus aventuras contigo”.

“Papá, quiero pedirle a Jesús que perdone mis pecados y que sea Señor de mi vida. ¿Puedes orar conmigo?