“O ye David, cuéntame lo que sabes de la historia de la creación”, le pidió su papá.
“Bueno…” respondió David. “Sé que la Biblia dice que ‘En el principio, Dios creó los cielos y la tierra’, pero no estoy seguro de creerlo. ¿Cómo puede ser verdad? No se puede crear algo de la nada. Todo el mundo lo sabe”.
“Es una observación interesante”, reflexionó papá. “¿Me estás diciendo que no crees en la Biblia?”
“¡Oh, no!” exclamó David. “Claro que creo en la Biblia. Sólo que no estoy seguro de ese verso”.
“Bueno, si ese verso no es cierto, entonces el resto de la Biblia tampoco lo es”, replicó papá. “Ese verso es la base de todo lo que sigue. Piensa en Hebreos 11:3: ‘Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía’. Y Colosenses 1:16: ‘Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles . . .todo fue creado por medio de él y para él’. ¿Están equivocados esos versos?”
“Hmmm”, reflexionó David. “Entiendo lo que quieres decir. Se necesita fe para creer en algo que mi cerebro no puede ver o incluso entender. ¿Pero qué pasa con cosas como el tiempo, el espacio y la materia? ¿Existían antes de que Dios creara la tierra?”
“Bueno, pensemos en eso. ¿Recuerdas el primer verso que me citaste? “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”.
“Sí . . .“, respondió David. “¿Por qué?”
“Bueno, ese verso responde a tu pregunta”, respondió papá. “Piensa en las palabras. En el principio”. ¿No implica eso tiempo? Si algo tiene un principio, tiene que haber una continuación de algo. Así es cómo el tiempo pasa, ¿no es así?”.
“Correcto. Eso tiene sentido”.
“Después dice que Dios creó los cielos. ¿No están esparcidos por el espacio?”
“¡Sí!” exclamó David. “Creo que empiezo a entenderlo. Y la Tierra está hecha de materia, así que ésa es la tercera por la que preguntaba”.
“Muy bien, David”. Papá sonrió. “Y piensa de nuevo en ese verso de Hebreos que mencioné antes. La tierra fue creada cuando Dios la hizo existir — y fue hecha de cosas que no eran visibles. No tenemos que entender cómo creó Dios los cielos y la tierra; sólo tenemos que creer que lo hizo”.
David se puso a saltar. “¿Sabes qué, papá? Esto me hace pensar en la historia de Jeremías. ¿Te acuerdas? Dios le dice a Jeremías que lo conocía antes de que naciera; de hecho, incluso antes de formarlo en el vientre materno (1:5). Y Dios ya había decidido que Jeremías sería profeta. Antes de que el mundo llegara a existir, Dios sabía que existiría, al igual que antes de que Jeremías existiera, Dios sabía que no sólo existiría, sino que sería profeta. Me pregunto qué propósito tiene Dios en mente para mí”.