por Terry Murphy<\/p>\n
\u201cNo temas, porque yo te redim\u00ed; te puse nombre, m\u00edo eres t\u00fa\u201d (Isa\u00edas 43:1).<\/p>\n
Cuando los creyentes pensamos en el significado de la redenci\u00f3n, se\u00f1alamos lo que Jes\u00fas hizo por nosotros en la cruz. \u00c9l pag\u00f3 el precio por nuestros pecados para que nosotros no tuvi\u00e9ramos que hacerlo. Eso es cierto, pero la redenci\u00f3n b\u00edblica es mucho m\u00e1s profunda.<\/p>\n
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Estructura familiar<\/strong><\/p>\n La palabra nos llega en el contexto de la cultura del Antiguo Testamento \u2014 una cultura de la que hemos estado alejados durante mucho tiempo. Aunque hoy tenemos alg\u00fan concepto de familia y lo que significa, en aquel entonces la familia era la estructura fundamental para la protecci\u00f3n, la riqueza y el bienestar. Era la unidad b\u00e1sica de la civilizaci\u00f3n. Familias emparentadas unidas como clanes. Los clanes relacionados se fusionaron en tribus. Tribus relacionadas se asociadaron como reinos o naciones distintivas.<\/p>\n Al frente de cada familia estaba un padre que era responsable de cuidar, proteger y apoyar econ\u00f3micamente a cualquiera que formara parte de su hogar. Eso inclu\u00eda a su esposa, sus hijos y los hijos de sus hijos (hasta las generaciones que nac\u00edan mientras \u00e9l estaba vivo).<\/p>\n Adem\u00e1s, cuando sus hijos se casaban, sus esposas e hijos continuaban bajo su protecci\u00f3n, junto con cualquier persona adoptada en la familia o cualquier sirviente del hogar que quisiera continuar con \u00e9l mientras vivieran.<\/p>\n <\/p>\n Las mujeres<\/strong><\/p>\n El lugar de una mujer en esta sociedad estaba definido por su relaci\u00f3n con un hombre. El bienestar de una mujer soltera era responsabilidad de su padre. Aunque ten\u00eda deberes y responsabilidades dentro de la familia y en la sociedad en general, su padre era su proveedor y protector.<\/p>\n Una vez casada, la mujer pasar\u00eda a formar parte de la casa de su marido, y \u00e9l asumir\u00eda la responsabilidad de su bienestar. Si su marido mor\u00eda, su hijo mayor (o el hijo que \u00e9l escogiera como heredero) la cuidaba y administraba la propiedad familiar.<\/p>\n Nuestra sensibilidad del siglo XXI puede irritar a esta sociedad dominada por los hombres, pero seamos honestos. Puede que pensemos que nuestra configuraci\u00f3n actual es mejor, pero toda estructura cultural tiene sus desventajas y desventajas sociales. Fue en este contexto cultural espec\u00edfico que Dios comenz\u00f3 a explicarse a S\u00ed mismo y Su relaci\u00f3n con Su pueblo de una manera que ellos pudieran entender.<\/p>\n <\/p>\n La redenci\u00f3n y la viudez<\/strong><\/p>\n Podemos ver c\u00f3mo perder a un marido pondr\u00eda a una mujer en una situaci\u00f3n grave. Sin \u00e9l, ella estar\u00eda sin protecci\u00f3n, sin provisiones e incluso sin hogar. A menos<\/em> que hubiera logrado tener un hijo y un heredero que pudiera hacerse cargo cuando el marido muriera.<\/p>\n Sin marido ni hijo, una viuda ten\u00eda pocos medios de sustento a su disposici\u00f3n. No es de extra\u00f1ar que muchas de ellas recurrieran a la prostituci\u00f3n. Al menos proporcionaba una fuente de ingresos.<\/p>\n Fue entonces cuando Dios entr\u00f3 en la brecha al establecer Sus leyes de Levirato (Deuteronomio 25:5-10). \u00c9l orden\u00f3 que un hermano de su marido muerto trajera a la viuda a su casa. \u00c9l deb\u00eda cuidar no s\u00f3lo de ella sino tambi\u00e9n de las tierras y propiedades de su hermano muerto.<\/p>\n Dios tambi\u00e9n le pidi\u00f3 que se convirtiera en una especie de esposo sustituto para la viuda, ayud\u00e1ndola a tener un hijo que llevar\u00eda el nombre del hermano muerto y eventualmente se har\u00eda cargo de la administraci\u00f3n de sus propiedades.<\/p>\n Con todos estos gastos y responsabilidades adicionales inherentes al cuidado de estas viudas, podemos ver por qu\u00e9 algunos hombres se negaban a dar un paso al frente. Sin embargo, aquellos que lo hicieron fueron llamados parientes redentores. Redimieron a las viudas de su desesperada situaci\u00f3n, pagando el precio para traerlas de regreso a una familia, esconderlas bajo las alas de otro marido y proveer para todas sus necesidades.<\/p>\n <\/p>\n Rut y su pariente redentor<\/strong><\/p>\n \u00bfRecuerdan a Rut? Cuando ella y Noem\u00ed regresaron a la tierra de Israel, llegaron sin esposo. Las dos mujeres tuvieron que encontrar una manera de sobrevivir sin una familia que las mantuviera. Hay que reconocer que ninguna de las dos cayeron en la prostituci\u00f3n. En cambio, ellas contaron con la ayuda de Dios.<\/p>\n Ruth fue a los campos de cebada reci\u00e9n madurados a recoger las sobras para sus comidas. Dio la casualidad de que el campo que eligi\u00f3 para trabajar pertenec\u00eda a un pariente del difunto marido de su suegra. Cuando Booz descubri\u00f3 su situaci\u00f3n, inici\u00f3 las leyes del Levirato a favor de ellas.<\/p>\n Llam\u00f3 al pariente var\u00f3n m\u00e1s cercano al marido de Noem\u00ed. Como Noem\u00ed era demasiado mayor para tener hijos y sus hijos hab\u00edan muerto sin herederos, su nuera, Rut, se convirti\u00f3 en beneficiaria de las leyes del Levirato. Si bien el hombre m\u00e1s cercano estaba dispuesto a acoger a la joven y encantadora Rut, se resisti\u00f3 al descubrir que eso significaba comprar la tierra de Noem\u00ed y cuidar de ella tambi\u00e9n.<\/p>\n Booz no tuvo ninguna objeci\u00f3n en hacerlo. Aprovech\u00f3 la oportunidad de pagar lo que costara ser el pariente redentor de Rut. Compr\u00f3 la tierra de Noem\u00ed, la cuid\u00f3 voluntariamente junto con la suya, llev\u00f3 a ambas mujeres a su casa y se cas\u00f3 con Rut. Juntos tuvieron un hijo llamado Obed, quien eventualmente engendr\u00f3 a Isa\u00ed, quien engendr\u00f3 al rey David. Rut fue redimida mediante el matrimonio.<\/p>\n <\/p>\n La redenci\u00f3n de Jes\u00fas<\/strong><\/p>\n La redenci\u00f3n, por lo tanto, incluye ser llevada a una familia, ser transformada de viuda a esposa, y pasar de la esterilidad a la fecundidad. Todos estos son ciertamente beneficios de la obra de Jes\u00fas en la cruz por nosotros. Nos encontr\u00f3 perdidos y desamparados, desprotegidos y sin provisiones. Se convirti\u00f3 en nuestro Pariente Redentor, extendi\u00f3 las vestiduras de Su protecci\u00f3n sobre nosotros (como Booz hizo con Rut), nos trajo a Su casa, nos hizo fruct\u00edferos y nos dio una herencia cuando pens\u00e1bamos que la hab\u00edamos perdido.<\/p>\n Esto es hermoso.<\/p>\n Pero a\u00fan hay m\u00e1s.<\/p>\n \u00a0<\/strong><\/p>\n Una redenci\u00f3n mayor<\/strong><\/p>\n Consideremos a Oseas, un profeta de Israel. Quiz\u00e1s no fue un tipo popular entre los reyes de la zona, pero ocupaba una posici\u00f3n honorable a los ojos de Dios. Honorable, hasta que el Se\u00f1or le dijo que tirara su reputaci\u00f3n por la ventana y se casara con una prostituta. Dios quer\u00eda expresar lo que pensaba acerca de su relaci\u00f3n con Israel, y Oseas iba a ser el protagonista de su peque\u00f1a obra de teatro.<\/p>\n El nombre de la prostituta era Gomer. Probablemente hab\u00eda cometido adulterio con gran parte de la poblaci\u00f3n masculina del vecindario de Oseas (que era m\u00e1s o menos el punto \u2014 esta era la infidelidad de la que Dios estaba acusando a Israel). Independientemente de las opiniones de los vecinos sobre su juicio, Oseas la redimi\u00f3 compr\u00e1ndola para que dejara de prostituirse y convirti\u00e9ndola en su esposa.<\/p>\n Las cosas fueron lo suficientemente bien entre ellos como para tener al menos tres hijos. (Aunque sabemos que las cosas estaban a punto de ir muy mal cuando Dios hizo que Oseas les pusiera a sus hijos nombres como \u201cNo me compadecer\u00e9\u201d y \u201cNo sois mi pueblo\u201d).<\/p>\n Efectivamente, Gomer deshonr\u00f3 a su marido al volver a la prostituci\u00f3n. Su prostituci\u00f3n le cost\u00f3 muy cara. Fuera de debajo de las alas de Oseas, ella qued\u00f3 expuesta y vulnerable. Pero Dios la rode\u00f3 \u201cpara que no puediera encontrar sus caminos. Seguir\u00e1 a sus amantes, y no los alcanzar\u00e1; los buscar\u00e1, y no los hallar\u00e1. Entonces dir\u00e1: Ir\u00e9 y me volver\u00e9 a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora (Oseas 2:6, 7).<\/p>\n Oseas ya hab\u00eda sacado a Gomer de un problema una vez. Se cas\u00f3 con ella y le dio tres hijos leg\u00edtimos. \u00c9l ten\u00eda motivos m\u00e1s que suficientes para divorciarse de ella. Pero \u00bfqu\u00e9 le dice Dios que haga?<\/p>\n \u201cVe a comprarla de nuevo\u201d, dice. \u201c\u00a1Red\u00edmela de nuevo!\u201d (ver 3:1, 2).<\/p>\n <\/p>\n Una redenci\u00f3n como ninguna otra<\/strong><\/p>\n \u00bfY no es esa la verdadera imagen del Pariente Redentor, que es nuestro fiel Esposo? La historia de Gomer nos cuenta cu\u00e1n decidido est\u00e1 Jes\u00fas a mantenernos a salvo con \u00c9l. \u00c9l no nos redime s\u00f3lo una vez. Sigue corriendo detr\u00e1s de nosotros, arrojando cercos a nuestro alrededor para evitar que vayamos demasiado lejos. \u00c9l nos atrae y nos corteja hasta que estemos listos para pertenecerle una vez m\u00e1s (2:14-16).<\/p>\n Y despu\u00e9s \u00c9l nos redime nuevamente.<\/p>\n Y aunque \u00c9l deber\u00eda, con todo derecho, al menos reducir nuestro estatus en Su casa cuando regresemos, nuestro Pariente Redentor dice que no. \u201cY te desposar\u00e9 conmigo para siempre; te desposar\u00e9 conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposar\u00e9 conmigo en fidelidad, y conocer\u00e1s a Jehov\u00e1\u201d (vv. 19, 20).<\/p>\n \u00bfQui\u00e9n puede superar una redenci\u00f3n como \u00e9sta?<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" por Terry Murphy \u201cNo temas, porque yo te redim\u00ed; te puse nombre, m\u00edo eres t\u00fa\u201d (Isa\u00edas 43:1). 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