{"id":29800,"date":"2023-05-05T00:00:22","date_gmt":"2023-05-05T06:00:22","guid":{"rendered":"https:\/\/baonline.cog7engage.net\/?p=29800"},"modified":"2023-08-29T11:43:04","modified_gmt":"2023-08-29T17:43:04","slug":"la-luz-y-el-cordero","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/baonline.cog7engage.net\/es\/la-luz-y-el-cordero\/","title":{"rendered":"La Luz y el Cordero"},"content":{"rendered":"
En un mundo perfecto, es f\u00e1cil ser amable con los dem\u00e1s porque ellos lo son con nosotros. Incluso estamos dispuestos a sacrificarnos por los dem\u00e1s porque ellos se han sacrificado por nosotros. Creemos que es justo devolverles el favor porque se lo merecen.<\/p>\n
Este fuerte sentido de la equidad, o justicia, es parte de nuestra naturaleza humana. Podemos ser generosos con quienes son generosos con nosotros.<\/p>\n
Sin embargo, desde la Ca\u00edda, no todo el mundo es amable, y no todo el mundo juega limpio. Entonces, \u00bfqu\u00e9 hacemos cuando nos enfrentamos a la injusticia? Nosotros no tenemos una respuesta, solamente hay una a trav\u00e9s de Jes\u00fas, el Hijo de Dios.<\/p>\n
Elija cualquier parque infantil de cualquier cultura y observe lo que ocurre cuando un ni\u00f1o empuja a otro. Inevitablemente, el ni\u00f1o empujado devolver\u00e1 el empuj\u00f3n. As\u00ed es la naturaleza humana.<\/p>\n
La ley de Dios establece nuestro derecho a ser tratados con dignidad y respeto. Por eso, cuando alguien infringe esa ley siendo poco amable o injusto con nosotros, nos sentimos plenamente justificados para devolver mal por mal porque creemos que se lo merecen. Lo llamamos justicia, pero en realidad es venganza. Proverbios 16:25 dice: \u201cHay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte\u201d.<\/p>\n
La ley de Dios nos exige que tratemos a los dem\u00e1s con dignidad y respeto, punto. No hay cl\u00e1usula de escape para cuando somos maltratados. La ley de Dios pide que vayamos al frente con bondad, no que sigamos con bondad. Nuestro trabajo es confiar en que Dios es bueno y justo. \u00c9l ve las injusticias que sufrimos, y se ocupar\u00e1 de ellas a su debido tiempo.<\/p>\n
El ap\u00f3stol Pablo hace hincapi\u00e9 en esto:<\/p>\n
No tomen venganza, hermanos m\u00edos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque est\u00e1 escrito: \u201cM\u00eda es la venganza; yo pagar\u00e9\u201d,\u00a0dice el Se\u00f1or.\u00a0Antes bien, \u201cSi tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando as\u00ed, har\u00e1s que se averg\u00fcence de su conducta\u201d. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien (Romanos 12:19-21).<\/p>\n
Pensamos que somos buenos porque deseamos que se haga justicia y que prevalezca el bien. Este deseo dado por Dios es verdaderamente bueno, pero tambi\u00e9n tenemos otros deseos fuertes y conflictivos dentro de nosotros. Err\u00f3neamente pensamos de nosotros mismos como buenos porque erramos al juzgar nuestros actos como fruto de nuestra naturaleza. Una naturaleza buena no devuelve mal por mal; vence el mal con el bien. \u00bfLo hacemos nosotros?<\/p>\n
La injusticia en este mundo nos pone a prueba y revela qui\u00e9nes somos realmente. Cuando nuestro deseo de justicia nos lleva a devolver mal por mal, descubrimos que no somos las personas buenas que cre\u00edamos ser. Queremos hacer el bien, pero nos falta el poder para hacerlo.<\/p>\n
Pablo lo describe as\u00ed en Romanos 7:<\/p>\n
Yo s\u00e9 que en m\u00ed (en mi carne), es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.\u00a0De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.\u00a0\u00a0Y, si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en m\u00ed (vv.\u202f18-20).<\/p>\n
Con s\u00f3lo un fuerte sentido de la justicia, no podemos hacer nada para seguir siendo justos en un mundo injusto. A medida que el mal y la impunidad se extienden como un gas venenoso, inhalamos sus vapores mortales. Sofoca nuestra inclinaci\u00f3n a obedecer la ley moral de Dios. \u00bfPor qu\u00e9 debo seguir las reglas cuando nadie m\u00e1s lo hace? No es justo para m\u00ed.<\/p>\n
El mal persiste en este mundo a trav\u00e9s de tales actitudes y de c\u00f3mo las llevamos a cabo con nuestras acciones. Nos convertimos en autores del mal cuando descargamos nuestra ira por las injusticias. No soy amable con el empleado del supermercado porque alguien me quit\u00f3 el espacio para estacionarme. Como yo fui grosero con el empleado de la tienda, ahora \u00e9l no es amable con el siguiente cliente. Y as\u00ed sucesivamente. En lugar de superar el mal con el bien, perpetuamos el mal envenenando el d\u00eda de otra persona porque alguien envenen\u00f3 el nuestro.<\/p>\n
Hemos visto las repetidas espirales de muerte de la humanidad en la decadencia moral antes del Diluvio y en los corazones endurecidos de los elegidos de Dios antes de la primera venida de Jes\u00fas. Tambi\u00e9n lo vemos en el amor de muchos que se ha enfriado ahora en la era del cristianismo antes de la segunda venida de Jes\u00fas. Esto se debe a que nuestra naturaleza humana desea lo que es justo y bueno, pero carece del poder para hacerlo. Abandonada a s\u00ed misma en un mundo injusto, la humanidad abandona su propia naturaleza para abrazar una naturaleza malvada. Esta naturaleza que se autojustifica comete descaradamente actos de inmoralidad, violencia e injusticia \u2014 ir\u00f3nicamente, todo en nombre de la justicia.<\/p>\n
Afortunadamente, hay buenas noticias, seg\u00fan Mateo 4:16: \u201cEl pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que viv\u00edan en densas tinieblas la luz ha resplandecido\u201d. Esa luz es Jes\u00fas.<\/p>\n
El mensaje del evangelio del cristianismo es \u00fanico entre todas las religiones, las cuales dicen que el hombre se salva a s\u00ed mismo haciendo m\u00e9ritos para su propia salvaci\u00f3n. En otras palabras, Dios salva a los buenos. Pero s\u00f3lo el cristianismo dice que el hombre no puede salvarse a s\u00ed mismo, porque no hay personas intr\u00ednsecamente buenas. S\u00f3lo Dios es bueno. Por eso Dios, en Su gran amor, envi\u00f3 un Salvador: la Luz del mundo.<\/p>\n
El cristianismo no es una autoayuda; no podemos arreglarnos a nosotros mismos, porque la bondad no viene de nosotros. Dios quiere sanarnos, pero esa sanidad requiere que confiemos en \u00c9l para la salvaci\u00f3n.<\/p>\n
El Evangelio de Juan dice:<\/p>\n
Porque tanto am\u00f3 Dios al mundo que dio a su Hijo unig\u00e9nito, para que todo el que cree en \u00e9l no se pierda, sino que tenga vida eterna.\u00a0Dios no envi\u00f3 a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de \u00e9l (3:16, 17).<\/p>\n
Dios nos ama incondicionalmente, como dice Pablo: \u201cPero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todav\u00eda \u00e9ramos pecadores, Cristo muri\u00f3 por nosotros\u201d (Romanos 5:8). Dios envi\u00f3 a Su Hijo \u00fanico, Jes\u00fas, para pagar por nuestros pecados y satisfacer las exigencias de la justicia por nosotros. Aunque Su amor es incondicional, la salvaci\u00f3n tiene condiciones. Aunque Dios ofrece la salvaci\u00f3n a todos, s\u00f3lo la recibimos si aceptamos a Jes\u00fas como nuestro Salvador. Gracias a Jes\u00fas, no estamos condenados por nuestros pecados:<\/p>\n
\u201cEl que cree en \u00e9l no es condenado, pero el que no cree ya est\u00e1 condenado por no haber cre\u00eddo en el nombre del Hijo unig\u00e9nito de Dios.\u00a0Esta es la causa de la condenaci\u00f3n: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefiri\u00f3 las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos\u201d (Juan 3:18, 19).<\/p>\n
Hay m\u00e1s buenas noticias para nuestra naturaleza pecadora. Jes\u00fas vino a la tierra como el cordero expiatorio (Juan 1:29), la manifestaci\u00f3n f\u00edsica de la gracia de Dios. En el Antiguo Testamento, se sacrificaban corderos para cubrir los pecados del pueblo. Nadie esperar\u00eda que Dios cumpliera con ese papel.<\/p>\n
Si bien Jes\u00fas es completamente Dios, tambi\u00e9n se hizo completamente humano. (ver \u201cPreguntas y Respuestas\u201d, p. 11). Como humano, Jes\u00fas se enfrent\u00f3 a las mismas limitaciones, problemas, tentaciones y miedos que nosotros. Adem\u00e1s, durante toda Su vida en la tierra, carg\u00f3 con el peso de la raz\u00f3n por la que hab\u00eda venido. Aquella noche en el Huerto de Getseman\u00ed, cay\u00f3 sobre \u00c9l todo el peso de una aterradora crucifixi\u00f3n. En Su humanidad, Jes\u00fas luch\u00f3 por encontrar fuerzas y pidi\u00f3 a Sus amigos que oraran con \u00c9l, pero ellos se durmieron.<\/p>\n
En Su lucha contra el abrumador impulso de salvarse a S\u00ed mismo de la brutalidad que se acercaba, Jes\u00fas sud\u00f3 grandes gotas de sangre. El terror intent\u00f3 consumirle. Cada fibra de Su humanidad gritaba: \u201c\u00a1Corre, corre!\u201d. \u00a1Oh, qu\u00e9 horror! Pero \u00c9l se qued\u00f3 por ti y por m\u00ed.<\/p>\n
Jes\u00fas se enfrent\u00f3 a la ira de un Dios santo contra el mal, manifestada en la crueldad de los hombres y la brutalidad de una crucifixi\u00f3n, una ira justa que hab\u00eda sido destinada a la humanidad.<\/p>\n
La gracia nunca es gratuita; siempre le cuesta a alguien. El Padre y el Hijo pagaron ese precio por nosotros.<\/p>\n
La \u00fanica respuesta racional al acto sacrificial de Dios de dar a Su \u00fanico Hijo, y al acto sacrificial de Jes\u00fas de darse a S\u00ed mismo, es una gratitud desmesurada. Nosotros entramos en una relaci\u00f3n de amor con Dios cuando entregamos nuestras vidas a Aquel que dio Su vida por nosotros. Cuando lo hacemos, entramos a Su gracia.<\/p>\n
A cambio, \u00c9l nos da el poder de Su Esp\u00edritu.<\/p>\n
En Su gracia, podemos trascender nuestra necesidad de justicia, porque ya no estamos bajo la ley. Sin embargo, Dios no nos quita nuestros derechos bajo la ley. M\u00e1s bien, es nuestra responsabilidad renunciar a nuestros derechos a medida que crecemos en Su gracia. Su presencia en nosotros nos da el poder de amar a los dem\u00e1s incondicionalmente como \u00c9l nos ama. Podemos perdonar porque \u00c9l nos perdon\u00f3. Podemos sufrir la injusticia de otros porque \u00c9l sufri\u00f3 la injusticia nuestra, por nosotros.<\/p>\n
El cristianismo no se basa en un principio, sino en la persona de Jesucristo. A trav\u00e9s del poder de Su Esp\u00edritu en nosotros, Su buena naturaleza crece dentro de nosotros a medida que nos desprendemos de nuestra vieja naturaleza. \u00a1Y eso es una buena noticia!<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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