Dando gracias al Padre .\u202f.\u202f. El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo .\u202f.\u202f. \u00c9l es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:12, 13, 15).<\/p>\n
Cuando ten\u00eda ocho a\u00f1os, me entusiasmaba la posibilidad de un eclipse solar. Hab\u00eda visto un programa de televisi\u00f3n c\u00f3mico que describ\u00eda un eclipse como un cambio repentino de la luz a la oscuridad, como si el sol fuera una luz gigante en el cielo que pudiera apagarse con un interruptor.<\/p>\n
As\u00ed que ese d\u00eda esper\u00e9 un acontecimiento espectacular como el que hab\u00eda visto en la televisi\u00f3n. El eclipse comenz\u00f3 y yo estaba observando el cielo. No estaba pasando nada. Todo a mi alrededor segu\u00eda brillando como cuando era de d\u00eda. Ech\u00e9 un vistazo al sol, ignorando la advertencia de mi madre de que si lo miraba directamente me quedar\u00eda ciega.<\/p>\n
El eclipse solar no fue tan emocionante como esperaba. Pas\u00e9 el resto del d\u00eda aterrorizada de que mi visi\u00f3n comenzara a disminuir porque hab\u00eda mirado al sol. Me preguntaba si ocurrir\u00eda de golpe o poco a poco. Afortunadamente, mis temores eran infundados y no perd\u00ed la vista.<\/p>\n
Pero podr\u00eda haberlo hecho. Si una persona mira directamente al sol durante un par de minutos, puede causar da\u00f1os permanentes en la retina y ceguera. Aunque el sol est\u00e1 a casi 100 millones de millas, nuestros ojos no pueden absorber la intensidad de su brillo.<\/p>\n
Hay otra cosa que no podemos asimilar, que no podemos absorber en su totalidad: el brillo puro de Dios, el Creador de mil millones de soles, el que brilla m\u00e1s que todas las estrellas del cielo juntas. La gloria pura de Dios, la inmensidad de Su pureza y justicia, es demasiado grande para que la contemplen nuestros cuerpos mortales y pecadores.<\/p>\n
En el Antiguo Testamento, Mois\u00e9s pidi\u00f3 contemplar la gloria de Dios, pero se le dijo: \u201cNo podr\u00e1s ver mi rostro; porque no me ver\u00e1 hombre, y vivir\u00e1\u201d (\u00c9xodo 33:20). Sorprendentemente, Dios permiti\u00f3 que Su bondad pasara ante Mois\u00e9s, pero no permiti\u00f3 que Su siervo contemplara Su rostro.<\/p>\n
La historia no siempre fue as\u00ed.<\/p>\n
En los albores de los tiempos, todas las cosas fueron creadas. La fr\u00edgida inmensidad de la nada fue movida por el poder de un Esp\u00edritu que se mov\u00eda sobre las aguas profundas. Algo surgi\u00f3 de la nada por la palabra de un Dios omnipotente, y naci\u00f3 el universo.<\/p>\n
La luz atraves\u00f3 las tinieblas. El color y la maravilla aparecieron y se expandieron. Comenz\u00f3 el tiempo, fluido pero constante, y este mundo respir\u00f3 por primera vez. Aparecieron las estrellas, cada una con su nombre. Los planetas cayeron en \u00f3rbitas variables. Los sistemas solares se convirtieron en galaxias que se extendieron por un universo m\u00e1s vasto de lo que la mente puede comprender.<\/p>\n
Y en esta tierra, el cielo azul de d\u00eda e \u00edndigo oscuro de noche, y las puestas de sol de todos los colores, se extend\u00edan a lo largo del horizonte. Las hierbas de todos los tonos de verde y los \u00e1rboles, alcanzaron gran altura, y las criaturas empezaron a nadar y a volar y correr y patalear.<\/p>\n
Todas las cosas fueron declaradas buenas por su Hacedor, y ese Hacedor camin\u00f3 sobre la tierra que \u00c9l form\u00f3. Caminaba al fresco del d\u00eda con el hombre y la mujer que form\u00f3 del polvo. \u00bfCu\u00e1l es la implicaci\u00f3n de esto? El hombre pod\u00eda contemplar a su Creador cara a cara.<\/p>\n
Pero entonces el primer hombre y la primera mujer fueron tentados. Sucumbieron. Cayeron, y con ellos, la tierra. Los cardos y las espinas brotaron entre la perfecci\u00f3n. La malicia se mezcl\u00f3 con la inocencia en la mente del hombre.<\/p>\n
La muerte y todos los matices del dolor arrojaron su sombra sobre la creaci\u00f3n, y la pureza dej\u00f3 de existir. Ning\u00fan hombre pod\u00eda mirar a Dios porque un gran abismo se interpon\u00eda entre la humanidad y su Creador. Ese abismo era el pecado, que no pod\u00eda resistir la presencia de un Dios puro y santo. Ser\u00eda consumido, lo que significa que cualquiera que contemplara el rostro de Dios ser\u00eda igualmente consumido.<\/p>\n
Para cerrar esa brecha que se extiende tan lejos como los cielos est\u00e1n de la tierra, Dios hizo un camino. Imprimi\u00f3 Su imagen \u2014 Su semejanza, Su perfil, Su representaci\u00f3n \u2014 en Su Hijo. Como no pod\u00edamos comprender la inmensa santidad del Padre, el Hijo levant\u00f3 el velo que cubr\u00eda los reinos y entr\u00f3 en nuestro humilde mundo.<\/p>\n
En el primer cap\u00edtulo de su Evangelio, el ap\u00f3stol Juan nos dice: \u201cA Dios nadie le vio jam\u00e1s\u201d (Juan 1:18). Pero Juan, junto con Pedro y Santiago, contempl\u00f3 algo que ning\u00fan otro hab\u00eda visto jam\u00e1s: Vio a Cristo transfigurado en la cima de una monta\u00f1a. Vio a Cristo en Su gloria y comprendi\u00f3 que Dios superaba esa visi\u00f3n y trascend\u00eda su comprensi\u00f3n humana.<\/p>\n
Jes\u00fas se convirti\u00f3 en la imagen del Dios invisible, y por medio de \u00c9l podemos contemplar la gloria de Dios.<\/p>\n
Un rayo de luz solar puede viajar por el espacio cientos, miles, millones de millas y no iluminar nada. Una part\u00edcula de roca que atraviese la atm\u00f3sfera entre la Tierra y el Sol podr\u00eda ser iluminada por los rayos solares, pero la inmensa extensi\u00f3n del espacio se encuentra en la m\u00e1s absoluta oscuridad.<\/p>\n
La luz permanece invisible a menos que tenga un objeto sobre el cual brillar.<\/p>\n
Sin embargo, cuando la luz del Sol, a 94 millones de millas de distancia, llega por fin a la Tierra, cuando posa y se refleja en las superficies que nos rodean, miramos a nuestro alrededor, y la vemos. Vemos brillantes amaneceres dorados y rosados. Vemos majestuosos atardeceres de rosa y violeta.<\/p>\n
Contemplamos todo lo que el sol ilumina entre el brillo del amanecer y la belleza del atardecer. La luz filtr\u00e1ndose a trav\u00e9s de las hojas de un \u00e1rbol, brillando tan intensamente que el verde es casi transparente. La luz que se refleja en las gotas de agua de la atm\u00f3sfera, formando un arco iris que dibuja el cielo. La luz bailando sobre la superficie de un lago, desliz\u00e1ndose sobre las ondulaciones del agua.<\/p>\n
La luz del sol se refleja en cien, mil, un mill\u00f3n de cosas, y somos bendecidos con luz, color y belleza. Sentimos el calor, el viento y la lluvia, y nada de esto es posible sin la luz del sol que brilla sobre las im\u00e1genes y las atraviesa, calent\u00e1ndolas y d\u00e1ndoles vida.<\/p>\n
La luz radiante y gloriosa de Dios necesitaba un objeto que la iluminara para que no nos cegara mirar directamente al sol. Jes\u00fas, la imagen del Dios invisible, se hizo carne, sangre y hueso para que pudi\u00e9ramos ver c\u00f3mo es un Dios encarnado.<\/p>\n
\u00bfY cu\u00e1l es la imagen que nos muestran las Escrituras, registradas por quienes caminaron con \u00c9l, le conocieron y fueron amados por \u00c9l? Una imagen de compasi\u00f3n y consuelo. De sacrificio y dolor. De paz y oraci\u00f3n. De sanidad y dolor. De amistad y perd\u00f3n. De amor y luz.<\/p>\n
Todo lo que Jes\u00fas hizo, todo lo que \u00c9l fue, sirve como la imagen del Padre. Extendi\u00e9ndose para curar, bendecir y perdonar. Para mostrar compasi\u00f3n, decir la verdad y sacrificar Su vida. Esta es la imagen del Dios invisible.<\/p>\n
La Luz del mundo brill\u00f3 en las tinieblas. La Imagen dio vida a la luz. Disfrutamos del calor, nos deleitamos con el color y la belleza que contemplamos y, en lugar de cegarnos, por fin empezamos a ver.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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