La se\u00f1a bajo el reloj roto dice: No culpes a la mano, el problema es mucho m\u00e1s profundo.<\/p>\n
Del mismo modo, el quebrantamiento que lamentamos en el mundo de hoy es s\u00edntoma de un problema mucho m\u00e1s profundo, captado sucintamente en esta declaraci\u00f3n: \u201cEn el coraz\u00f3n del problema humano est\u00e1 el problema del coraz\u00f3n humano\u201d.<\/p>\n
Es cierto, porque vivimos desde el coraz\u00f3n, del que fluyen todos los asuntos de la vida (Proverbios 4:23). El objetivo del discipulado cristiano es vivir plenamente desde el nuevo coraz\u00f3n que Jes\u00fas nos da.<\/p>\n
Pero el problema se remonta a la Ca\u00edda en G\u00e9nesis 3. El pecado no s\u00f3lo caus\u00f3 la separaci\u00f3n entre la criatura y el Creador, sino que tambi\u00e9n puso en marcha una condici\u00f3n de degeneraci\u00f3n en el coraz\u00f3n humano.<\/p>\n
Como consecuencia, en G\u00e9nesis 4 se produce un homicidio como resultado de un conflicto entre hermanos. En G\u00e9nesis 6, la situaci\u00f3n es mucho peor: \u201cY vio Jehov\u00e1 que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del coraz\u00f3n de ellos era de continuo solamente el mal\u201d (v.\u202f5).<\/p>\n
Esto entristece tanto el coraz\u00f3n de Dios que decide destruir a la humanidad y empezar de nuevo (vv. 6, 7). Esto lo hace mediante un diluvio universal (cap\u00edtulos 6-10) y le da a No\u00e9 la misma tarea que le dio a Ad\u00e1n en el jard\u00edn: \u201cFructificad y multiplicaos, y llenad la tierra\u201d (9:1).<\/p>\n
Pero aunque No\u00e9 \u201chall\u00f3 gracia ante los ojos de Jehov\u00e1\u201d (6:8), permanece en \u00e9l la ra\u00edz del pecado, que transmite a sus descendientes y, por extensi\u00f3n, a todos nosotros. As\u00ed, en G\u00e9nesis 11, el pecado es tan grande en la tierra que Dios debe actuar de nuevo. El pueblo intenta hacerse un nombre construyendo una gran ciudad y una torre lo bastante alta para alcanzar los cielos (v. 4).<\/p>\n
Dios detiene el proyecto de construcci\u00f3n confundiendo su lenguaje, pero eso no resuelve el problema m\u00e1s profundo. As\u00ed que decide empezar de nuevo, no con un diluvio catacl\u00edsmico, sino llamando a S\u00ed a un hombre cuyo coraz\u00f3n quiere reformar.<\/p>\n
Entra Abram (m\u00e1s tarde re-nombrado Abraham) en el drama redentor (G\u00e9nesis 12). En nuestro cari\u00f1o por el padre Abraham, a veces olvidamos que no era jud\u00edo cuando Dios lo llam\u00f3. Era un hombre pagano de la antigua Mesopotamia, donde se rend\u00eda culto al dios luna, principal entre otros \u00eddolos.<\/p>\n
La cruda realidad es que con toda la civilizaci\u00f3n humana entregada ahora a la adoraci\u00f3n de \u00eddolos, Abram es lo mejor que Dios puede encontrar. Eventualmente terminar\u00eda en Cana\u00e1n, donde la idolatr\u00eda pagana es peor.<\/p>\n
\u00bfC\u00f3mo lleg\u00f3 a ser as\u00ed la condici\u00f3n humana tan pronto en la historia de la humanidad?<\/p>\n
Pablo nos ayuda a entenderlo en su larga exposici\u00f3n en Romanos 1, concluyendo con \u201cno le glorificaron [a Dios] como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio coraz\u00f3n fue entenebrecido\u201d (v. 21).<\/p>\n
No pierda el peso de la declaraci\u00f3n de Pablo. Sin la luz del evangelio, el coraz\u00f3n humano sigue sumido en profundas tinieblas. El odio, la violencia, los frecuentes tiroteos masivos, las guerras sin sentido, una nueva amenaza de conflicto nuclear y mucho m\u00e1s emanan de la oscuridad del coraz\u00f3n humano.<\/p>\n
Por lo tanto, el coraz\u00f3n necesita ser reformado radicalmente, que es lo que Dios procede a hacer con Abraham y sus descendientes, Mois\u00e9s, e incluso la naci\u00f3n de Israel.<\/p>\n
La explicaci\u00f3n de Dios por haber llevado al pueblo por el largo camino del desierto es instructiva: \u201cY te acordar\u00e1s de todo el camino por donde te ha tra\u00eddo Jehov\u00e1 tu Dios estos cuarenta a\u00f1os en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que hab\u00eda en tu coraz\u00f3n\u201d (Deuteronomio 8:2).<\/p>\n
No es que Dios no supiera lo que hab\u00eda en el coraz\u00f3n del pueblo; \u00c9l quer\u00eda que lo supieran. A menudo se nos escapa la maldad de la que es capaz el coraz\u00f3n: \u201cEnga\u00f1oso es el coraz\u00f3n m\u00e1s que todas las cosas, y perverso; \u00bfqui\u00e9n lo conocer\u00e1?\u201d (Jerem\u00edas 17:9).<\/p>\n
Es \u00fatil leer esto como una descripci\u00f3n de las inclinaciones naturales del coraz\u00f3n no regenerado, pero debemos tener siempre presente, como dice Robert Murray M\u2019Cheyne: \u201cLa semilla de todo pecado conocido por el hombre est\u00e1 en mi coraz\u00f3n\u201d. En otras palabras, sin la obra santificadora del Esp\u00edritu, el coraz\u00f3n sigue siendo terreno f\u00e9rtil para el pecado y el mal.<\/p>\n
Este es el punto de Pablo en la secci\u00f3n media de Romanos. En el cap\u00edtulo 6 nos dice c\u00f3mo considerarnos muertos al pecado y vivos para Cristo. En el cap\u00edtulo 7 nos ayuda a afrontar la realidad de la lucha continua entre nuestra vieja y nuestra nueva naturaleza. En el cap\u00edtulo 8 nos explica c\u00f3mo vencer a la carne por medio del Esp\u00edritu Santo que mora en nosotros.<\/p>\n
Con raz\u00f3n se considera el cap\u00edtulo m\u00e1s importante del Nuevo Testamento, si no de toda la Biblia, porque ofrece el ant\u00eddoto contra la condici\u00f3n degenerativa. Y como esta condici\u00f3n afecta no s\u00f3lo a nuestros cuerpos, sino al orden creativo, Pablo ofrece la esperanza de que la propia creaci\u00f3n ser\u00e1 un d\u00eda redimida de su \u201cesclavitud de corrupci\u00f3n\u201d (8:21).<\/p>\n
Mientras tanto, el Esp\u00edritu nos ayuda en nuestras debilidades (v. 26) y nos transforma a imagen de Jes\u00fas (v. 29) para que podamos vivir plena y vibrantemente desde el coraz\u00f3n reformado que Jes\u00fas nos da.<\/p>\n
Nuestros corazones est\u00e1n formados, deformados, y deben ser transformados. La buena noticia es que Dios ha hecho un camino para resolver el problema del coraz\u00f3n humano, un camino para que su oscuridad d\u00e9 paso a la luz gloriosa, la luz que brilla en nuestros corazones desde el rostro de Jes\u00fas:<\/p>\n
Porque Dios, que mand\u00f3 que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeci\u00f3 en nuestros corazones, para iluminaci\u00f3n del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2\u202fCorintios 4:6).<\/p>\n
El pecado es profundo, pero la gracia de Dios es a\u00fan m\u00e1s profunda, lo suficiente como para alcanzar el problema en el coraz\u00f3n del problema humano. Por eso exclamamos con Pablo: \u201c\u00a1Miserable de m\u00ed! \u00bfQui\u00e9n me librar\u00e1 de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo, Se\u00f1or nuestro\u201d (Romanos 7:24, 25).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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