{"id":27640,"date":"2021-09-10T00:00:56","date_gmt":"2021-09-10T06:00:56","guid":{"rendered":"https:\/\/baonline.cog7engage.net\/?p=27640"},"modified":"2023-08-29T11:44:30","modified_gmt":"2023-08-29T17:44:30","slug":"fuera-de-la-sombra-del-11-de-septiembre","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/baonline.cog7engage.net\/es\/fuera-de-la-sombra-del-11-de-septiembre\/","title":{"rendered":"Fuera de la Sombra del 11 de Septiembre"},"content":{"rendered":"
En septiembre de 2001, estaba emocionada de volver a vivir en la ciudad de Nueva York despu\u00e9s de haber estado unos meses fuera. La ciudad estaba en pleno auge. Tom\u00e9 el metro y estaba caminando sola por Central Park, sinti\u00e9ndome m\u00e1s segura y c\u00f3moda que cuando llegu\u00e9 por primera vez en 1993 como una joven idealista de 23 a\u00f1os de Florida.<\/p>\n
Apenas pasado nuestro primer aniversario, mi nuevo esposo y yo acab\u00e1bamos de instalarnos en un nuevo apartamento, a seis cuadras del World Trade Center. Mientras estaba en mi terraza en el piso veinticuatro y contemplaba la bulliciosa ciudad, supe que todos mis sue\u00f1os de \u00e9xito y una vida emocionante finalmente se estaban haciendo realidad.<\/p>\n
Pero esos sue\u00f1os se derrumbaron a mi alrededor cuando Brian y yo nos paramos en esa terraza y vimos un avi\u00f3n de pasajeros volar directamente a la Torre Sur en la ma\u00f1ana del 11 de septiembre. El impacto hizo que entr\u00e1ramos a nuestro apartamento y nos asust\u00f3 tanto que bajamos corriendo las escaleras de esos 24 pisos todav\u00eda est\u00e1bamos en pijama. Ni siquiera me detuve a ponerme los zapatos.<\/p>\n
Buscamos refugio en Battery Park en la punta de la isla de Manhattan, pero el \u00e1rea result\u00f3 ser todo, menos segura, cuando las Torres Gemelas colapsaron, asfixi\u00e1ndonos con polvo y escombros. A nuestro alrededor, la gente en p\u00e1nico corr\u00eda sin rumbo, buscando un escape del caos y la devastaci\u00f3n. Brian y yo nos refugiamos en un antiguo fuerte. Pensando en la posibilidad de no sobrevivir, tom\u00e9 las manos de Brian y comenc\u00e9 a orar, esperando que Dios guardara nuestras vidas. Aunque siempre me hab\u00eda considerado cristiana, sab\u00eda que nunca hab\u00eda puesto a Jes\u00fas como el centro de mi vida. \u00bfPor qu\u00e9 tendr\u00eda que responderme ahora?<\/p>\n
Pero Dios respondi\u00f3 y sobrevivimos. Escapamos de Manhattan en barco, y amigos y extra\u00f1os, nos ofrecieron refugio cuando no pudimos regresar a nuestro apartamento. Estuvimos sin hogar durante un par de semanas y sin trabajo durante mucho m\u00e1s tiempo. La incertidumbre se extendi\u00f3 a semanas y luego a meses.<\/p>\n
Inmediatamente despu\u00e9s de los ataques, comenzamos a mostrar s\u00edntomas de TEPT (Trastorno de Estr\u00e9s Postraum\u00e1tico). Todo se sent\u00eda oscuro y opresivo. Brian pasaba sus d\u00edas durmiendo. Su cuerpo respondi\u00f3 al estr\u00e9s apag\u00e1ndose.<\/p>\n
Mi cuerpo, sin embargo, reaccion\u00f3 entrando en un estado constante de \u201calerta m\u00e1xima\u201d. Estaba hiperactiva, ruidosa y no pod\u00eda dejar de hablar. Totalmente man\u00edaca, apenas pod\u00eda dormir. Estaba en un estado de angustia constante, lo que afectaba mis relaciones con amigos y familiares. Consciente de mi creciente ira y nerviosismo, me desconect\u00e9 y me aisl\u00e9 de todos y me encerr\u00e9 en m\u00ed misma formando una barrera de protecci\u00f3n. Incluso Brian y yo nos comunic\u00e1bamos menos, limitando nuestras conversaciones a nuestra agenda del d\u00eda.<\/p>\n
A medida que se revelaban m\u00e1s y m\u00e1s hechos sobre los ataques en las actualizaciones de las noticias, me angustiaba por lo que descubr\u00eda. Revisaba los peri\u00f3dicos a diario en busca de fotograf\u00edas y perfiles de los muertos y desaparecidos. La edad promedio de los que murieron fue de 35 a 39 a\u00f1os, solo unos pocos a\u00f1os mayores que yo.<\/p>\n
Aprend\u00ed sobre sus vidas, sus esperanzas, sus sue\u00f1os y de los que hab\u00edan dejado atr\u00e1s. Los empleados de 430 empresas de 28 pa\u00edses estaban atrapados. Muchas de estas personas permanecieron ilesas en sus oficinas, incluso hasta el final. Llamaron por radio para pedir ayuda; llamaron a sus seres queridos. Usaron sus dispositivos Blackberry para preguntar a miembros de sus familias qu\u00e9 es lo que estaban escuchando en CNN.<\/p>\n
Enviaron faxes y correos electr\u00f3nicos. Caminaron hacia las ventanas y miraron hacia afuera, hablaron por tel\u00e9fono y se volvieron hacia sus compa\u00f1eros de trabajo en busca de consuelo antes de sucumbir finalmente a las crecientes llamas, la inhalaci\u00f3n de humo o la implosi\u00f3n del edificio. Lucharon por vivir todo el tiempo mientras las torres mor\u00edan lentamente.<\/p>\n
No pod\u00eda imaginar el miedo y la angustia que debieron haber sentido en los largos minutos entre el ataque y la desaparici\u00f3n de su torre: 56 y 102 minutos. Qu\u00e9 tiempo tan dolorosamente largo para saber que estaban condenados a morir. Incluso un minuto contemplando mi propia muerte parec\u00eda demasiado largo.<\/p>\n
A medida que surgi\u00f3 m\u00e1s informaci\u00f3n, comenc\u00e9 a identificarme con los que murieron, y me obsesion\u00e9 con el horror de su destino. Me sumerg\u00ed a\u00fan m\u00e1s en el oscuro abismo en el que ya me encontraba.<\/p>\n
Nunca fui de las que miraron la injusticia o los eventos catacl\u00edsmicos y me sent\u00eda obligada a culpar a Dios, pero todav\u00eda me sent\u00eda sorprendentemente separada de \u00c9l. En mi lucha, recurr\u00eda a menudo al Salmo 116 y me conect\u00e9 con la experiencia del salmista: \u201cLos lazos de la muerte me enredaron; me sorprendi\u00f3 la angustia del sepulcro, y ca\u00ed en la ansiedad y la aflicci\u00f3n. Entonces clam\u00e9 al SE\u00d1OR: \u2018\u00a1Te ruego, SE\u00d1OR, que me salves la vida!\u2019\u201d (vv.\u202f3, 4).<\/p>\n
No estaba pensando en t\u00e9rminos de c\u00f3mo el Se\u00f1or podr\u00eda ayudarme personalmente en esta crisis. Me sent\u00eda desapegada en general. No pod\u00eda pensar en nada m\u00e1s profundo que en cuestiones de d\u00f3nde recoger\u00eda donaciones ese d\u00eda y qu\u00e9 \u00edbamos a cenar esa noche.<\/p>\n
Como me costaba mucho expresarme durante este per\u00edodo, sent\u00ed que no pod\u00eda exponer mi vulnerabilidad en las sesiones de terapia. Sin embargo, poco a poco me di cuenta de que necesitaba ayuda. Una amiga cristiana de mi ciudad natal tambi\u00e9n era terapeuta y me sent\u00eda segura de ser yo misma con ella. Me comuniqu\u00e9 con Carmela y establec\u00ed una sesi\u00f3n telef\u00f3nica. Una vez que comenc\u00e9 a hablar, no pod\u00eda parar.<\/p>\n
Me dijo que el 20 por ciento de las personas que viv\u00edan en un radio de una milla de las Torres Gemelas sufr\u00edan de trastorno de estr\u00e9s postraum\u00e1tico, incluida yo. Me qued\u00e9 impactada. Pens\u00e9 que eso solo afectaba a los soldados que regresaban de la guerra.<\/p>\n
\u201cLos ataques del 11 de septiembre afectaron tu visi\u00f3n del mundo y tu sensaci\u00f3n de seguridad\u201d, me explic\u00f3 mi amiga\/terapeuta. \u201cRompi\u00f3 el tejido de su vida diaria. No es como si hubieras presenciado un evento traum\u00e1tico en otro pa\u00eds. Es donde vives. Es donde vas de compras, paseas a tu perro y llevas grupos de turistas. Lugares que ves todos los d\u00edas. Tu mente est\u00e1 teniendo dificultad para aceptarlo\u201d.<\/p>\n
Continu\u00e9 con nuestras sesiones de terapia para abordar mi trastorno de estr\u00e9s postraum\u00e1tico, pero Carmela ten\u00eda una lista de asuntos espirituales de las cosas que quer\u00eda que yo tambi\u00e9n hiciera. Ella me anim\u00f3 a abrir mi Biblia y meditar en las Escrituras, a orar todos los d\u00edas y asistir a la iglesia para que pudiera crecer en mi fe y convertirme en parte de una comunidad de fe.<\/p>\n
Confiando en su juicio, segu\u00ed sus instrucciones. A medida que sanaba y mi fe se hac\u00eda m\u00e1s fuerte, descubr\u00ed un cambio en m\u00ed. El sufrimiento y el dolor que experiment\u00e9 despu\u00e9s de los tr\u00e1gicos eventos del 11 de septiembre me dieron compasi\u00f3n por otros que estaban pasando por momentos dif\u00edciles.<\/p>\n
M\u00e1s profundamente, Jes\u00fas me encontr\u00f3 en el punto m\u00e1s oscuro de mi vida, me restaur\u00f3 y me inici\u00f3 en un nuevo camino en la vida. A trav\u00e9s de mi nueva esperanza en Cristo y con la ayuda de un terapeuta, pude lidiar con problemas personales derivados de los ataques y otras cargas que hab\u00eda estado cargando durante mucho tiempo. Me vi obligada a mirar dentro de m\u00ed y enfrentar el pasado. Ese viaje me llev\u00f3 a un lugar de paz cuando supe que pod\u00eda construir mi fundamento sobre Cristo y Sus promesas.<\/p>\n
Cuando miro hacia atr\u00e1s en los \u00faltimos veinte a\u00f1os, soy m\u00e1s consciente que nunca de los efectos duraderos que el 11 de septiembre ha tenido en mi vida. Pero mientras enfrentaba desaf\u00edos que me cambiaban la vida, aprend\u00ed m\u00e1s sobre qui\u00e9n soy con Cristo y qui\u00e9n no. Cuando enfrent\u00e9 la prueba m\u00e1s dif\u00edcil por mi cuenta, no ten\u00eda un cimiento para mantenerme en pie ni fuerzas para soportar.<\/p>\n
Realmente creo que las cosas buenas pueden surgir de circunstancias extremadamente dif\u00edciles. Mientras escribo esto, estoy pasando un a\u00f1o de desempleo debido a la pandemia y estoy sufriendo el s\u00edndrome de guardar la distancia por luchar contra un caso de COVID-19 que me hospitaliz\u00f3 dos veces y amenaz\u00f3 mi vida. Pero s\u00e9 que puedo enfrentar estos nuevos desaf\u00edos con una fuerza y \u200b\u200buna conciencia que antes no ten\u00eda.<\/p>\n
Si no hubiera estado atrapada en la destrucci\u00f3n del 11 de septiembre, quiz\u00e1 no estar\u00eda donde estoy ahora, y quiz\u00e1 no ser\u00eda quien soy ahora. Debido a esa experiencia, fui moldeada m\u00e1s a la imagen de Cristo, como lo expresa Pablo en G\u00e1latas 2:20:<\/p>\n
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en m\u00ed. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me am\u00f3 y dio su vida por m\u00ed.<\/p>\n
Disfruto de una relaci\u00f3n m\u00e1s profunda con Cristo. Tengo la libertad de dar en mayor medida a los dem\u00e1s como resultado de mi trauma ese d\u00eda.<\/p>\n
Ahora vivo con la seguridad de que a trav\u00e9s de la fe en Cristo, no tengo nada que temer. Mi quebrantamiento es donde \u00c9l me encuentra en Su fuerza para que yo pueda ofrecer Su fuerza a otros.<\/p>\n
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Christina Ray Stanton<\/strong> escribe desde Tallahassee, FL. Las citas b\u00edblicas son de la Nueva Versi\u00f3n Internacional<\/em>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" En septiembre de 2001, estaba emocionada de volver a vivir en la ciudad de Nueva York despu\u00e9s de haber estado unos meses fuera. La ciudad estaba en pleno auge. Tom\u00e9 el metro y estaba caminando sola por Central Park, sinti\u00e9ndome m\u00e1s segura y c\u00f3moda que cuando llegu\u00e9 por primera vez en 1993 como una joven […]<\/p>\n","protected":false},"author":18,"featured_media":27638,"comment_status":"closed","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"sync_status":"","episode_type":"","audio_file":"","castos_file_data":"","podmotor_file_id":"","cover_image":"","cover_image_id":"","duration":"","filesize":"","filesize_raw":"","date_recorded":"","explicit":"","block":"","footnotes":""},"categories":[635,1898],"tags":[],"yoast_head":"\n