Mientras escribo, la pandemia de COVID-19 est\u00e1 arrasando el mundo, impactando la vida diaria de billones de personas. Si los \u00faltimos meses nos han ense\u00f1ado algo, es que no podemos predecir el futuro. No puedo imaginar c\u00f3mo ser\u00e1 el mundo para cuando se publique este art\u00edculo.<\/p>\n
Lo que s\u00ed s\u00e9 es que entre los innumerables impactos de
\nCOVID-19, mi iglesia local no se ha reunido en persona durante semanas, y no hay una fecha determinada en el futuro para cuando podamos volver a hacerlo. Continuamos celebrando servicios de adoraci\u00f3n semanales con un equipo estructurado de nuestro edificio y transmitiendo a trav\u00e9s de Facebook en vivo a nuestros miembros, quienes est\u00e1n bajo \u00f3rdenes de quedarse en casa.<\/p>\n
Es un momento extra\u00f1o. La desconexi\u00f3n que todos estamos experimentando est\u00e1 cobrando la factura. Billones de personas, acostumbradas a salir al trabajo, la escuela, a hacer ejercicio, de compras y a recrearse, est\u00e1n todas en casa. Billones que est\u00e1n acostumbrados a estrechar las manos de extra\u00f1os, abrazar a la familia y saludarse unos a otros con un beso sagrado en s\u00e1bado, se encuentran incapaces de tocar, incapaces de extender la mano, incapaces de salir de sus hogares.<\/p>\n
En la sociedad norteamericana, nos hemos ido deslizando gradualmente a reemplazar las relaciones en persona con las digitales.
\nCOVID-19 ha acelerado el ritmo de esta tendencia de una manera que nadie predijo. No visitas. No comidas compartidas. No conexi\u00f3n humana sin una pantalla electr\u00f3nica cerrando esa brecha. Y ahora eso incluye el culto corporativo. No podemos unirnos en persona para doblar las rodillas y levantar las manos y abrir nuestras bocas hacia Dios. Incluso esto debemos hacerlo a trav\u00e9s de pantallas electr\u00f3nicas.<\/p>\n
Si no nos hab\u00edamos dado cuenta antes, todos estamos enfrentando esta realidad ahora: las palabras solas, no pueden hacer justicia a las relaciones. Por supuesto, todo esto lo hemos escuchado antes, pero ahora la prueba nos confronta todos los d\u00edas. El trabajo no es lo mismo cuando estamos separados de nuestros compa\u00f1eros de trabajo. La escuela en un aula virtual no se compara con estar en un aula f\u00edsica. Nos sentimos enga\u00f1ados en cumplea\u00f1os y bodas y, quiz\u00e1s especialmente, en funerales.<\/p>\n
Y m\u00e1s que nada, sentimos nuestra desconexi\u00f3n en s\u00e1bado. El contenido sin comunidad claramente no es suficiente. Necesitamos m\u00e1s que simplemente escuchar las palabras de oraci\u00f3n, canto y Escritura; Necesitamos compartir la vida con aquellos que comparten esas palabras. Y aun . . .<\/p>\n
En medio de todo esto, he estado buscando oportunidades y tambi\u00e9n obst\u00e1culos. Si COVID-19 hubiera llegado unos meses antes, habr\u00eda sido un ejemplo oportuno de c\u00f3mo necesitamos evidencia f\u00edsica para apoyar nuestro testimonio verbal. Ese fue el tema de mi art\u00edculo anterior en esta serie, \u201cEl Valor de una Imagen\u201d. Como embajadores de Cristo, se nos ha confiado el ministerio de la reconciliaci\u00f3n (2\u202fCorintios 5:18), y sin este ministerio, esa actividad tangible, nuestro mensaje est\u00e1 incompleto.<\/p>\n
Pero al reflexionar sobre las \u00faltimas semanas, recuerdo la importancia de nuestras palabras. Recuerdo la importancia del mensaje de la reconciliaci\u00f3n (v. 19) y c\u00f3mo nuestro ministerio est\u00e1 incompleto sin \u00e9l. Es cierto que debemos vivir lo que predicamos, pero tambi\u00e9n predicar lo que vivimos.<\/p>\n
En ocasiones, la respuesta cristiana a la Gran Comisi\u00f3n de Cristo ha sido favorecer ya sea el ministerio o el mensaje, uno sobre el otro. Esto es pintar con un pincel demasiado ancho, pero hay algo de verdad en esos estereotipos en Norteam\u00e9rica. Por un lado, entre algunos cristianos, ha habido una tendencia a enfocarse en el mensaje de la reconciliaci\u00f3n: predicar el evangelio, ense\u00f1ar la verdad, discipular a los creyentes con la Escritura. Este enfoque de la fe basado en palabras ha dado forma a gran parte del cristianismo conservador. En ocasiones, el resultado ha sido una desconexi\u00f3n del mundo real de personas perdidas, creyentes crecientes y la misi\u00f3n de la iglesia. La verdad, por precisa que sea, a menudo ha sonado hueca y cr\u00edtica para un mundo que anhela verla en acci\u00f3n.<\/p>\n
Por otro lado, entre los creyentes liberales, el p\u00e9ndulo a veces se ha inclinado tanto hacia el ministerio de la reconciliaci\u00f3n que el mensaje se ha quedado atr\u00e1s. Algunas veces sobresalen en la promulgaci\u00f3n del evangelio al servir a los pobres, mostrando compasi\u00f3n por los quebrantados e incluyendo a los marginados. Pero se evita el nombre de Jes\u00fas. El mensaje expl\u00edcito del evangelio en relaci\u00f3n con el pecado personal est\u00e1 marginado, y la verdad de la Escritura a menudo se ve comprometida.<\/p>\n
Estos dos extremos revelan la tentaci\u00f3n de separar el ministerio y el mensaje de la reconciliaci\u00f3n. Uno dice: \u201cValerosamente proclamar\u00e9 el evangelio y la verdad de las Escrituras con mi boca, lo demuestre o no con mis acciones\u201d. El otro dice: \u201cVivir\u00e9 como un cristiano y dejar\u00e9 que mis acciones prediquen. No es necesario decir nada a menos que me lo pidan. El primer enfoque muestra a una persona sosteniendo un cartel, advirtiendo a los extra\u00f1os de la condenaci\u00f3n. El segundo muestra a una persona que dirige un comedor de beneficencia sin mencionar a Jes\u00fas. Ambos enfoques contienen la mitad de la misi\u00f3n de Dios y, por lo tanto, ambos no llegan a unirse realmente a ella.<\/p>\n
Como seguidores de Cristo, estamos llamados a imitar a Cristo. Y el patr\u00f3n m\u00e1s sorprendente de la vida de Jes\u00fas fue la forma en que siempre combinaba palabras con acciones. S\u00ed, predic\u00f3 el evangelio con su boca. Pero tambi\u00e9n aliment\u00f3 a los pobres, cur\u00f3 a los enfermos y expuls\u00f3 demonios. Cuando Jes\u00fas encarg\u00f3 a sus seguidores que salieran en su nombre, los envi\u00f3 con este doble enfoque para ser sus embajadores (por ejemplo, Marcos 3:14, 15; Lucas 10:8, 9; Hechos 1:8). A\u00f1os m\u00e1s tarde, el autor de Hebreos describir\u00eda la salvaci\u00f3n ofrecida por Cristo como algo que fue anunciado y confirmado (Hebreos 2:3, 4). Uno no est\u00e1 completo sin el otro. Como dice el autor Scott Jones en El Amor Evangelista de Dios y del Vecino<\/em> (The Evangelistic Love of God & Neighbor<\/em>):<\/p>\n Evangelizar a personas no cristianas sin amarlas por completo no es evangelizarlas bien. Amar a personas no cristianas sin evangelizarlas no es amarlas bien. Amar bien a Dios significa amar en una forma evangelista al pr\u00f3jimo no cristiano y evangelizar amorosamente al pr\u00f3jimo no cristiano.<\/p>\n Entonces debemos tener palabra y obra, mensaje y ministerio. Y en medio de la separaci\u00f3n f\u00edsica de la gran mayor\u00eda de mi congregaci\u00f3n y comunidad, me estoy dando cuenta nuevamente de lo poderosas que pueden ser las palabras. El poder de un mensaje de texto o correo electr\u00f3nico. El poder de una tele o video conferencia. El poder de predicar a mi congregaci\u00f3n a trav\u00e9s de Internet en un santuario vac\u00edo o llamar a mis amigos no creyentes para ver c\u00f3mo est\u00e1n. Las palabras son poderosas. Comunican nuestro amor con una claridad y precisi\u00f3n que las acciones no pueden. Refuerzan nuestras acciones con informaci\u00f3n que el comportamiento simple no puede comunicar. La Palabra de Dios es poderosa, y cuando actuamos como sus portavoces, cedemos ese poder. Proclamamos nuestra fe, expresamos nuestro amor y compartimos nuestro mensaje de la reconciliaci\u00f3n.<\/p>\n Pablo entendi\u00f3 y practic\u00f3 el doble enfoque de palabras y hechos en su vida como ap\u00f3stol; de hecho, a menudo les recordaba a los creyentes que las palabras sin acci\u00f3n son in\u00fatiles. Sin embargo, agreg\u00f3 un premio a las palabras del evangelio, particularmente en lo relacionado con las personas que ven\u00edan a la fe en Cristo:<\/p>\n Ahora bien, \u00bfc\u00f3mo invocar\u00e1n a aquel en quien no han cre\u00eddo? \u00bfY c\u00f3mo creer\u00e1n en aquel de quien no han o\u00eddo? El evangelio es una buena noticia para todos, pero nadie puede creer esta buena noticia si no la escuchan. No es suficiente simplemente \u201chacer brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que est\u00e1 en el cielo\u201d (Mateo 5:16). M\u00e1s bien, la luz debe ir acompa\u00f1ada por la iluminaci\u00f3n de lo que decimos; las buenas acciones deben combinarse con buenas palabras. Palabras que transmitan gracia a quienes las escuchan. Palabras que comuniquen expl\u00edcitamente el amor, la misericordia y el llamado de Jesucristo. Palabras que proporcionen el testimonio que pruebe la verdad de la evidencia de nuestras vidas, tanto como la evidencia prueba la verdad de nuestro testimonio.<\/p>\n En dos ocasiones, el ap\u00f3stol Pablo anima a los creyentes a redimir el tiempo. En Efesios 5:16 nos dice que lo hagamos porque los d\u00edas son malos. COVID-19 nos ha tra\u00eddo d\u00edas malos. D\u00edas de temor, ansiedad, separaci\u00f3n, pobreza, enfermedad y muerte. Estos d\u00edas malos necesitan redenci\u00f3n, necesitan ser recomprados del pecado y la muerte. Al quedarnos con poco m\u00e1s que nuestras palabras para llegar a las personas con el evangelio, podr\u00edamos sentir que no tenemos suficiente a nuestra disposici\u00f3n para redimir el tiempo.<\/p>\n Pero el otro uso de esta frase por parte de Pablo nos recuerda que nuestras palabras son una herramienta poderosa en las manos de Dios: \u201cComp\u00f3rtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al m\u00e1ximo cada momento oportuno. Que su conversaci\u00f3n sea siempre amena y de buen gusto. As\u00ed sabr\u00e1n c\u00f3mo responder a cada uno\u201d (Colosenses 4:5, 6).<\/p>\n \u00a1Ahora, m\u00e1s que nunca, las palabras de Pablo nos recuerdan que debemos predicar lo que vivimos!<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Mientras escribo, la pandemia de COVID-19 est\u00e1 arrasando el mundo, impactando la vida diaria de billones de personas. 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\n\u00bfY c\u00f3mo oir\u00e1n si no hay quien les predique? \u00bfY qui\u00e9n predicar\u00e1 sin ser enviado? As\u00ed est\u00e1 escrito: \u201c\u00a1Que hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!\u201d (Romanos 10:14, 15).<\/p>\nRedimiendo el tiempo<\/h2>\n