El tema de la reconciliaci\u00f3n es tan antiguo como la humanidad misma. Debido al pecado, los humanos no solo da\u00f1aron su relaci\u00f3n con Dios sino tambi\u00e9n con su pr\u00f3jimo. Debido a la ca\u00edda, la comuni\u00f3n entre Ad\u00e1n y Eva se perdi\u00f3, dando lugar al individualismo. Ambos se cubrieron con hojas de higuera, que no hab\u00edan necesitado antes: \u201cTuve miedo porque estaba desnudo; y me escond\u00ed\u201d (G\u00e9nesis 3:8-10). Su relaci\u00f3n con la creaci\u00f3n se rompi\u00f3 tambi\u00e9n.<\/p>\n
El pecado nos hace fugitivos porque sabemos que hemos fallado intencionalmente. Llenos de miedo y culpa, los humanos se alejan de su Creador. El profeta Isa\u00edas declara este triste hecho: \u201cHe aqu\u00ed que no se ha acortado la mano de Jehov\u00e1 para salvar, ni se ha agravado su o\u00eddo para o\u00edr, pero vuestras iniquidades han hecho divisi\u00f3n entre vosotros y vuestro Dios\u201d (Isa\u00edas 59:1, 2a).<\/p>\n
El pecado produce alejamiento y par\u00e1lisis en la humanidad. Por lo tanto, la reconciliaci\u00f3n es sin duda alguna la iniciativa de Dios. Es un acto de amor que viene del coraz\u00f3n de nuestro Creador hacia cualquiera que lo haya ofendido. Eso es pura gracia, misericordia y perd\u00f3n disponible para todos.<\/p>\n
Dios estableci\u00f3 la expiaci\u00f3n, prefigurando el ministerio de la reconciliaci\u00f3n, como una prioridad del antiguo sacerdocio de Israel: \u201cY dijo Mois\u00e9s a Aar\u00f3n: \u201cAc\u00e9rcate al altar, y haz tu expiaci\u00f3n y tu holocausto, y haz la reconciliaci\u00f3n por ti y por el pueblo; haz tambi\u00e9n la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliaci\u00f3n por ellos, como ha mandado Jehov\u00e1\u201d (Lev\u00edtico 9:7; cf. 16:6).<\/p>\n
Lev\u00edtico 16 describe el D\u00eda de la Expiaci\u00f3n. El pasaje incluye la historia de Azazel, el macho cabr\u00edo (chivo expiatorio) que fue expulsado al desierto y se llev\u00f3 consigo los pecados de la gente. El texto literalmente dice:<\/p>\n
Y echar\u00e1 suertes Aar\u00f3n sobre los dos machos cabr\u00edos; una suerte por Jehov\u00e1, y otra suerte por Azazel. Y har\u00e1 traer Aar\u00f3n el macho cabr\u00edo sobre el cual cayere la suerte por Jehov\u00e1, y lo ofrecer\u00e1 en expiaci\u00f3n. Mas el macho cabr\u00edo sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentar\u00e1 vivo delante de Jehov\u00e1 para hacer la reconciliaci\u00f3n sobre \u00e9l, para enviarlo a Azazel al desierto (vv. 8-10).<\/p>\n
Este texto es dif\u00edcil de interpretar, ya que el origen etimol\u00f3gico del nombre Azazel es incierto. Entendemos que significa \u201cir a un desierto\u201d. Lo que est\u00e1 claro es que este macho cabr\u00edo representa un acto de purificaci\u00f3n, porque \u00e9l lleva los pecados de todos con \u00e9l al desierto para hacer la reconciliaci\u00f3n entre Dios y su pueblo. Algunos creen que el chivo expiatorio era un tipo de Cristo, quien sali\u00f3 al monte de la calavera llevando los pecados de las personas. Juan el Bautista dice lo siguiente: \u201c\u00a1He aqu\u00ed el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!\u201d (Juan 1:29; cf. Isa\u00edas 53:6,12).<\/p>\n
Ya que Israel fue perdonado en Yom Kipur (D\u00eda de la Expiaci\u00f3n), la Fiesta de los Tabern\u00e1culos, el \u00faltimo de los siete festivales de Israel que siguieron justo despu\u00e9s en el oto\u00f1o, fueron una celebraci\u00f3n de alegr\u00eda y amor. Todos compartieron el abundante fruto de la creaci\u00f3n, regocij\u00e1ndose juntos en la reconciliaci\u00f3n de Dios (Lev\u00edtico\u202f23).<\/p>\n
En el Nuevo Testamento, como cumplimiento del antiguo pacto, el ministerio de la reconciliaci\u00f3n es una parte esencial del sacerdocio de todos los creyentes. El pecado se mueve como un mar embravecido que cubre a toda la humanidad, sin distinci\u00f3n de alguna raza, idioma o clase social; toda persona es pecadora. Esto no se aplica solo a Israel sino a todo mundo.<\/p>\n
El ap\u00f3stol Pablo cita la condici\u00f3n del ser humano del Salmo 14, escribiendo una devastadora y concisa declaraci\u00f3n: \u201cNo hay justo, ni aun uno\u201d (Romanos 3:10). Al optar por pecar, cada individuo ha roto su relaci\u00f3n con Dios, imitando a satan\u00e1s, el maestro y se\u00f1or de la enemistad, la violencia, la divisi\u00f3n, el resentimiento y la muerte.<\/p>\n
Ante la maldad universal, Dios nos sorprendi\u00f3 al sacar a la luz algo impensable para nosotros: la nueva creaci\u00f3n, en la cual la reconciliaci\u00f3n es fundamental. Pablo escribe:<\/p>\n
De modo que si alguno est\u00e1 en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu\u00ed todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcili\u00f3 consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliaci\u00f3n (2\u202fCorintios 5:17,18).<\/p>\n
En la famosa par\u00e1bola sobre el amor de Dios, el hijo pr\u00f3digo (Lucas 15:11-32), Dios el Padre espera que aceptemos la reconciliaci\u00f3n. Pero el hijo mayor tambi\u00e9n est\u00e1 all\u00ed, quien no est\u00e1 dispuesto a reconciliarse con su hermano. En \u00e9l hay un dolor penetrante de amargura y resentimiento. Esa es la otra cara de la moneda, la otra realidad de muchos hombres y mujeres que prefieren el camino opuesto a Dios. En otras palabras, en lugar de un sacerdocio de reconciliaci\u00f3n, hay separaci\u00f3n.<\/p>\n
En el futuro, los estragos de la separaci\u00f3n causados por el pecado ser\u00e1n completamente superados, porque Dios promete unirnos a \u00c9l para siempre en Cristo: \u201cEntonces tambi\u00e9n el Hijo mismo se sujetar\u00e1 al que le sujet\u00f3 a \u00e9l todas las cosas, para que Dios sea todo en todos\u201d (1\u202fCorintios 15:28b). Esta es la reconciliaci\u00f3n total y definitiva.<\/p>\n
Si tuviera que definir con una sola palabra la tarea m\u00e1s importante de los cristianos, sin duda alguna dir\u00eda reconciliaci\u00f3n. Esto es lo que hacemos al evangelizar, al compartir la Palabra de Dios. Como un sacerdocio de creyentes, nosotros reconciliamos hombres y mujeres entre s\u00ed, con la creaci\u00f3n, pero sobre todo, con su Creador.<\/p>\n
Mientras esperamos la reconciliaci\u00f3n final, Dios nos invita a ser sacerdotes en Su maravillosa obra como reconciliadores activos. Al final, todo ser\u00e1 como se pretend\u00eda que fuera al principio, antes del pecado. As\u00ed que abracemos el privilegio de participar en la reconciliaci\u00f3n, el incomparable plan de Dios.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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