\u00bfDemuestra la inmortalidad del alma la aparici\u00f3n de Mois\u00e9s y El\u00edas con Cristo en gloria en el Monte de la Transfiguraci\u00f3n, mucho despu\u00e9s de su muerte natural?<\/p>\n
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La doctrina del alma inmortal que muchos cristianos creen es que todas las personas nacen con un componente espiritual interno (o alma) que no puede morir, pero deja el cuerpo al morir para morar para siempre en el cielo o en el infierno.<\/p>\n
En Mateo 17:1ss; Marcos 9:2ss; y Lucas 9:28-36, leemos acerca de Jes\u00fas transfigurado en presencia de Pedro, Santiago y Juan. Esto significa que Su aparici\u00f3n en un cuerpo terrenal se cambi\u00f3 a la de un cuerpo celestial y espiritual, como se nos prometi\u00f3 cuando Cristo regrese para resucitar a los justos muertos (1\u202fCorintios 15:35-57). El poder, la majestad y la luz resplandeciente en que Jes\u00fas se apareci\u00f3 a Sus disc\u00edpulos eran nuevos y gloriosos m\u00e1s all\u00e1 de toda descripci\u00f3n \u2014 sin duda el anticipo de nuestros cuerpos inmortales por venir.<\/p>\n
\u00bfNos obliga esta experiencia fant\u00e1stica a aceptar la visi\u00f3n tradicional de la inmortalidad del alma? Aqu\u00ed se ofrecen pruebas alternativas. Primero, justo despu\u00e9s de Su transfiguraci\u00f3n, Jes\u00fas se refiri\u00f3 al evento como una visi\u00f3n (Mateo 17:9). La presencia de Mois\u00e9s y El\u00edas con nuestro Se\u00f1or en gloria en el monte fue una aparici\u00f3n sobrenatural, o visualizaci\u00f3n, provista por el Esp\u00edritu de Dios. Tal pro-visi\u00f3n de personas fallecidas no requiere su traducci\u00f3n inmediata al morir a la inmortalidad ni una resurrecci\u00f3n final de su tumba a la inmortalidad.<\/p>\n
M\u00e1s all\u00e1 de esto, tenemos otras razones para ver la ense\u00f1anza del alma inmortal como una teor\u00eda no probada y un remanente del dualismo griego. Ni el alma inmortal ni la inmortalidad del alma es una frase de la Escritura. Aunque la esperanza de la resurrecci\u00f3n corporal creci\u00f3 a trav\u00e9s de la Tor\u00e1, los Salmos y los Profetas, a\u00fan los antiguos hebreos ten\u00edan puntos de vista comparativamente vagos y subdesarrollados de la vida despu\u00e9s de la muerte. Un refr\u00e1n de \u201cSin memoria, sin sabidur\u00eda, sin alabanza\u201d resume bastante la comprensi\u00f3n hebrea de la muerte (Salmos 6:5; 30:9; 88:11; 115:17; 146:4; Eclesiast\u00e9s 9:5, 10b; Isa\u00edas 38:18).<\/p>\n
El Nuevo Testamento contin\u00faa este caso para el sue\u00f1o inconsciente de los muertos (Marcos 5:39; Juan 3:13; 11:11; 1\u202fTesalonicenses 4:13). Confirma su resurrecci\u00f3n al regreso de Cristo como la bendita esperanza de todos los creyentes (1\u202fTesalonicenses 4:15, 16; Tito 2:13; 2\u202fTimoteo 4:1). Y dramatiza este punto al colocar la resurrecci\u00f3n de Cristo, junto con Su muerte, en el cl\u00edmax de la narrativa de cada Evangelio y en el centro de la doctrina del Evangelio (1\u202fCorintios 15:1-4ss).<\/p>\n
Primera a Timoteo 6:16a dice rotundamente que la inmortalidad pertenece solo al Se\u00f1or. Si bien los creyentes pueden reclamar la vida eterna ahora, por la fe en Cristo (una especie de inmortalidad condicional, cf. 2\u202fTimoteo 1:10), \u00e9sta no es la inmortalidad innata reclamada para todos los seres humanos por gran parte del cristianismo.<\/p>\n
De manera sutil y directa, las Nuevas Escrituras afirman que nuestra gran y bendita esperanza no es que vayamos al cielo cuando morimos (es decir, la inmortalidad del alma). M\u00e1s bien, es que seremos resucitados de los muertos a la inmortalidad y la vida eterna (es decir, la resurrecci\u00f3n del cuerpo) cuando Cristo regrese.<\/p>\n
Como todos los grandes valiosos de la fe, Mois\u00e9s y El\u00edas no recibieron su herencia eterna al morir (Hebreos 11:13, 39, 40). Dios provee algo mejor para nosotros: \u201cpara que sin ellos no se hagan perfectos\u201d (KJV). Un anticipo visionario de ese d\u00eda en el Monte de la Transfiguraci\u00f3n no prueba lo contrario, por glorioso que fuera.<\/p>\n
\u2014 Elder Calvin Burrell<\/p>\n
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