Intent\u00e9 con premura recalibrar mi cerebro lejos de la llamada evang\u00e9lica que estaba escuchando de mi Maestro. Fracas\u00e9. Mi pl\u00e9tora de excusas me parec\u00eda v\u00e1lida. La jubilaci\u00f3n apareci\u00f3 en la esquina cuando la vejez golpe\u00f3 la puerta de mi cuerpo. Sin embargo, las palabras del serm\u00f3n del Dr. Hawkins se arraigaron permanentemente en mi coraz\u00f3n: \u201cSal de tu zona de confort. Comparte el evangelio con aquellos que no han escuchado.\u201d<\/p>\n
Acurrucarme en mi zona de confort parec\u00eda satisfactorio para una mujer que ahora tiene el pelo blanco. Me encantaba ense\u00f1ar la Biblia a los ni\u00f1os en la iglesia, pero la mayor\u00eda de mis alumnos ven\u00edan de hogares donde se les hab\u00eda ense\u00f1ado el Evangelio. Ahora adolescentes y ni\u00f1os que nunca hab\u00edan escuchado el evangelio tiraban de las cuerdas de mi coraz\u00f3n.<\/p>\n
Cuando pas\u00e9 por los apartamentos destartalados cerca de mi casa en Dallas, me pregunt\u00e9 cu\u00e1ntos de los j\u00f3venes que resid\u00edan all\u00ed no ten\u00edan ni idea de la verdad acerca de nuestro Salvador. Despu\u00e9s de luchar con almohada y conciencia varias noches, me rend\u00ed, catapult\u00e1ndome a los aspectos desconocidos del ministerio en los apartamentos.<\/p>\n
En mi primer intento, solo hab\u00edamos cinco ni\u00f1os y yo debajo de un \u00e1rbol \u2014 con el Esp\u00edritu Santo del Dios vivo. Antes de darme cuenta, veinte j\u00f3venes vinieron a nuestro club b\u00edblico. Un d\u00eda decid\u00ed repartir invitaciones para el siguiente s\u00e1bado a un club b\u00edblico, con hot dogs y todos los adornos. Cuestion\u00e9 mi cordura mientras repart\u00eda los volantes durante el calor del verano. Junio nos hab\u00eda presentado una temperatura a grados superiores a cien. Con el sudor que goteaba de mi frente y algunas invitaciones que me quedaban, decid\u00ed subir las escaleras donde cre\u00eda que podr\u00edan vivir m\u00e1s estudiantes.<\/p>\n
Cuando mis pies cansados llegaron a la cima, una mujer sali\u00f3 a mi encuentro. Estaba vestida con una larga prenda amarilla acentuada por un dise\u00f1o geom\u00e9trico negro. La encantadora dama comenz\u00f3 a hablarme en un idioma que no entend\u00eda. A su vez, habl\u00e9 con ella con mi acento tejano, que le era extra\u00f1o. Abri\u00f3 la puerta de su apartamento y me indic\u00f3 que entrara. El aire fresco me dio la bienvenida. Esta mujer me regal\u00f3 un vaso lleno de agua helada. Me lo tom\u00e9 de un trago.<\/p>\n
A continuaci\u00f3n, esta se\u00f1ora me tom\u00f3 de la mano y me llev\u00f3 a la pared de su sala de estar. Not\u00e9 un calendario colgado all\u00ed que mostraba una gran imagen de Jes\u00fas en la cruz. Mientras me honraba con su sonrisa entra\u00f1able, se\u00f1al\u00f3 a Jes\u00fas y luego a su coraz\u00f3n. Ella repiti\u00f3 la acci\u00f3n. Luego se\u00f1al\u00e9 a Jes\u00fas en el calendario y a mi coraz\u00f3n dos veces.<\/p>\n
Nos abrazamos Aqu\u00ed est\u00e1bamos, dos extra\u00f1as que no entend\u00edan las palabras que cada una hablaba y, sin embargo, compartimos un v\u00ednculo en nuestro amor por Jes\u00fas. Dej\u00e9 su apartamento satisfecha con el agua fr\u00eda que me dio y el mudo testimonio de su creencia en nuestro Salvador.<\/p>\n
Hasta el d\u00eda de hoy, los recuerdos de mi encuentro con esta creyente a\u00fan bendicen mi coraz\u00f3n. Luego me enterar\u00eda que ella y su familia hab\u00edan escapado de un pa\u00eds donde los cristianos eran perseguidos. Sus hijos, que son creyentes fuertes, se convirtieron en estudiantes fieles en nuestro club de la Biblia y ayudantes en el trabajo. Como resultado, el Se\u00f1or conquist\u00f3 a cien ni\u00f1os y adolescentes en el complejo de apartamentos hacia Su reino cuando nacieron de nuevo.<\/p>\n
Agradezco a Jes\u00fas por mi cita divina con una mujer que era una extra\u00f1a para m\u00ed. Aprend\u00ed que los extra\u00f1os se unen cuando tienen el Esp\u00edritu Santo en sus corazones.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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