Pasa el  Relevo

por Loren Gjesdal

Mientras escribo este artículo, se están celebrando los Juegos Olímpicos de París 2024. Notablemente, el equipo estadounidense de relevos 4×100 masculino está ausente del podio de medallas. A pesar de contar con el corredor de 100 metros ganador de la medalla de oro en el equipo, Estados Unidos no logró obtener una medalla debido a una entrega fallida del relevo.

Piénselo en términos de la fe cristiana. Se ha dicho que el cristianismo siempre está a una generación de la extinción. Si una generación no logra transmitir su fe a la siguiente generación, el cristianismo desaparecerá. Lo mismo es cierto para la iglesia y para cualquier congregación. Pasar el relevo es una misión de la iglesia, especialmente de su liderazgo y de cada creyente en forma individual.

Ejemplo de Pablo

La Gran Comisión nos dice que vayamos y hagamos discípulos — que pasemos el relevo de la fe a otros. A menudo, pensamos en esto en términos de ir por todo el mundo, de enviar misioneros a tierras extranjeras. Aunque Pablo fue el mayor misionero que el cristianismo haya visto jamás, él tenía una visión individual y local para pasar el relevo de la fe. Él se la explicó en términos sencillos a su protegido, Timoteo: “Lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces de enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2).

Mientras Pablo estaba sentado en la prisión esperando su ejecución, su mente se dirigía hacia la próxima generación. ¿Cómo continuaría la joven iglesia una vez que los apóstoles originales fueran martirizados? ¿Cómo se llevaría a cabo el traspaso del liderazgo y quién debería ser comisionado para tomar la iniciativa en su ausencia?

La mente de Pablo se dirigió a Timoteo. Años antes, Pablo lo había identificado como un joven lleno de potencial para el liderazgo, un joven piadoso con un legado de fe, con conocimiento de la Palabra y disposición para servir (1:5, 6).

En Hechos 16, Pablo conoce a Timoteo. Lo invita a continuar con él en sus viajes misioneros (vv. 1-3) y, después de ser expulsado en Berea, lo deja atrás para continuar el ministerio de la Palabra allí (17:14). A lo largo de sus epístolas, Pablo menciona a Timoteo como uno de los que envió en su nombre a Corinto (1 Corintios 4:17; 2 Corintios 1:19); Filipos (Filipenses 2:19); y Tesalónica (1 Tesalonicenses 3:2). Se trataba de misiones ministeriales de gran importancia y auténtica responsabilidad, encomendadas notablemente a un hombre relativamente joven: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).

El equipo varonil de Estados Unidos no perdió la carrera de 4×100 debido a que nunca habían visto ni oído hablar de pasar el relevo, más bien fue porque no dedicaron el tiempo necesario para preparar y practicar el intercambio con anticipación. Pensaron que podían apresurar la preparación en el último momento, y los resultados no fueron buenos.

Oración y prioridad

En toda la Iglesia de Dios (Séptimo Día) debemos tomar nota del éxito de Pablo y del fracaso del equipo de relevos. Una generación de líderes, maestros y pastores piadosos se está acercando a la jubilación, o continúa sirviendo por necesidad aún después de tener la edad para jubilarse. Es esencial para el futuro de la Iglesia estar activamente comprometida con la próxima generación. Es hora de aprender de Pablo sobre cómo llevar a una persona joven junto a una persona experimentada, para infundir en ellos sabiduría, conocimiento, visión y el corazón del compromiso misional, e involucrarlos en una genuina responsabilidad ministerial.

Es hora de confiar a hombres y mujeres fieles lo que hemos recibido y enseñarles cómo hacer lo mismo con la generación que los seguirá. El proceso no debe apresurarse ni reservarse para el último minuto. Debe iniciarse con oración, dando tiempo para guiar, discipular, alentar e instruir. Así es como el relevo llegó a nosotros a través de los siglos, y este es el modelo para transmitir la fe a las generaciones sucesivas hasta que Jesús venga.

Líder de alabanza, maestro de escuela sabática, líder del ministerio de niños, anciano, diácono, pastor: ¿A qué persona ha identificado para pasarle el relevo? ¿Quién tiene potencial de liderazgo para que algún día pueda tomar su lugar? ¿Hay algún joven o jovencita a quien podría invitar a participar en su área de ministerio ahora, para enseñarle cómo hacer bien el trabajo, pero especialmente que comprenda el corazón detrás del servicio?

¿Tiene problemas para identificar a alguien? Entonces siga la idea y la instrucción de Jesús: “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha” (Lucas 10:2).

Ore hoy para que Dios levante a alguien donde usted sirve y para que tenga discernimiento para reconocerlo. Luego invítelo a unirse a usted en la obra del ministerio. Enséñele más que simplemente cómo cumplir un rol o un cargo. Muéstrele cómo pasar el relevo. Ellos también necesitarán hacer lo mismo algún día. No demore y no apresure la entrega. La misión es demasiado importante.

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Manteniendo Todo Unido

Written By

Loren is husband to Nickki for more than 30 years and father to 2 adult children and 1 teen. He lives in Oregon where he is co-pastor of the Marion Church of God (Seventh Day), part time property manager, and Artios Christian College Co-Director.

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