Las hojas otoñales ya han comenzado a caer,
y bajo el cielo azul de octubre, brillan.
Responden al llamado de nuestro gran Creador,
viajando por el aire frío, definiendo
su creatividad y audaz perfección.
Cada hoja es una bendición en un giro vibrante —
un festín de matices que permite la introspección
para la humanidad, y que nos hace anhelar
toda la belleza de esta temporada, obra de Su mano.
Basta con tomarnos el tiempo para contemplar
y fijar la mirada en esta tierra sagrada
para contemplar la maravilla de Sus caminos.
Él nos brinda la paz otoñal para encontrar la armonía
en medio de los grandes vientos eternos del tiempo.
Lucia Kiersch Haase
