«Asegúrese de colocar su propia mascarilla antes de ayudar a otros.» Usted ha escuchado esta instrucción sobre las mascarillas de oxígeno cada vez que espera que despegue su avión. ¿Soy yo, o esto también le molesta a usted?
Ojalá haya sido capacitado para ayudar a los demás y desee anteponer a los demás a usted mismo (Romanos 12:3, 10), ¡especialmente cuando se trata de sus propios hijos! Si mi hijo necesita oxígeno, no quiero estar maniobrando con mi propia mascarilla mientras mi hijo se desmaya. ¿Qué clase de padre sería yo?
Pero lo entiendo. No puedo ayudar a nadie más si termino desmayándome.
Esta es la premisa de Peter Scazzero en su libro El Líder Emocionalmente Sano. No hace falta decir que no puedo cuidar de los demás si ni siquiera estoy en condiciones de cuidar de mí mismo.
La Necesidad de Recargarse y Refrescarse
Por mucho que Jesús predicó sobre el servicio a los demás (Marcos 10:43-45), Él también entendió la necesidad de recargar energías y refrescarse con un equilibrio bueno y saludable (Lucas 5:16, Marcos 6:31).
Scazzero dice: «Hasta que no entendí que esos componentes que se hallaban debajo de la superficie no habían sido transformados por Jesús, no descubrí el enlace inseparable que existe entre la salud emocional y la madurez espiritual; no me di cuenta de que es imposible ser espiritualmente maduro al mismo tiempo que se sigue siendo emocionalmente inmaduro.»[1]
Jesús también explica este principio cuando habla de los mandamientos más importantes: «Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.» (Marcos 12:30 [NVI]). Nuestros cuerpos son un conglomerado de elementos físicos, sociales, emocionales, mentales y espirituales. Todos están entrelazados y dependen unos de otros. Crecer en la gracia y el conocimiento de Jesús debe implicar madurez en todas estas áreas.
¿Es Usted un Líder No Sano?
Es muy común hablar de agotamiento, especialmente entre los círculos pastorales. El agotamiento (agotamiento físico o emocional causado por el ajetreo, el estrés, la frustración y cosas similares) le puede pasar a cualquiera. Jesús, sabiendo esto, nos llama a encontrar nuestro descanso en Él (Mateo 11:28-30).
[bctt tweet=»Jesús nos llama a encontrar nuestro descanso en Él. – Kurt Lang» via=»no»]
Las características de un líder poco saludable incluyen baja conciencia de sí mismo, priorizar el ministerio sobre el matrimonio/soltería (sus propias prioridades de vida), hacer más actividad para Dios de la que su relación con Dios puede sostener y un ritmo inadecuado de trabajo/reposo (sábado).[2]
¿Le ha caracterizado en algún momento el agotamiento o el liderazgo poco saludable? ¿Lo está experimentando ahora mismo?
«Un líder emocionalmente enfermo es alguien que opera bajo un estado continuo de déficit emocional y espiritual, y al que le faltan la madurez emocional y el “estar con Dios” lo suficiente como para sostener su “hacer para Dios”.»[3]
«Ser» sobre «Hacer»
En su libro: El Llamamiento, Os Guinness habla de ser y hacer en su descripción de nuestra vocación primaria y secundaria. Dios nos llama, ante todo, a entrar en una relación con Él. Somos llamados a ser Sus hijos y vivir en Su Presencia. En segundo lugar, en orden e importancia, está nuestro llamado a hacer: mostrar a los demás a través de nuestra palabra y obra, quién es este Dios nuestro. Debemos conocerlo (saber quiénes somos en Él) y luego darlo a conocer (declararlo a los demás).[4]
Scazzero utiliza la imagen de un árbol para ejemplificar los aspectos de la vida interior (ser) y exterior (hacer). La vida interior es nuestro fundamento, las raíces del árbol bajo tierra que otros no pueden ver pero que son de vital importancia para la vida del árbol. La vida exterior son las ramas, hojas y frutos de la superficie que son visibles para el mundo que nos rodea. Cuando las raíces estén sanas, el árbol estará exuberante y lleno, rebosante de frutos.
¿Esta Usted Sano?
Jesús nos recuerda que debemos centrarnos primero en nosotros mismos y en nuestra relación con Él. Entonces, y sólo entonces, todo lo que hagamos por Él encontrará significado.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23).
No dejes que la descripción que hace Jesús hable de usted. Deje que sus raíces crezcan profundamente en Él, para que el fruto que ofrezca a los demás sea sano y dulce.
[bctt tweet=»Deje que sus raíces crezcan profundamente en Jesús. – Kurt Lang» via=»no»]
Abróchese el cinturón de seguridad ajustado a la cintura. ¡Ahora siéntese y disfrute del viaje! Recuerde siempre, en esta relación con Jesús, usted es el pasajero. Dejemos que Jesús vuele el avión. Él lo llevará sano y salvo a su destino.
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Notes:
[1] Peter Scazzero, El Líder Emocionalmente Sano: Cómo el transformar tu vida interior transformará profundamente tu iglesia, tu equipo y el mundo (Miami, Florida: Editorial Vida, 2016), 17.
[2] Scazzero, 27-32.
[3] Scazzero, 25.
[4] Os Guinness, El Llamamiento: Cómo Hallar y Cumplir el Propósito Esencial de tu Vida (Barcelona, España: Publicaciones Andamio 2017), 61.