por Ken Lawson

!Necesito calmarme! ¡Viene un gobierno mejor!

En la actualidad, con los gobiernos humanos en la tierra, vivimos en una agitación política masiva a nivel nacional e internacional. Las amenazas, tanto nacionales como internacionales, pueden ser aterradoras. Tan solo las consecuencias de las malas políticas en Estados Unidos, o en cualquier otro país, pueden ser devastadoras para nuestras relaciones familiares, de amigos, en la iglesia y en la comunidad.

La Academia de Ginebra supervisa todos los conflictos armados activos en ciertos momento dados en la tierra. Su recopilación de información revela que, al momento de escribir este artículo, se están librando aproximadamente 110 guerras, pequeñas y grandes. Esto es preocupante.

Si buscas algo que te calme de las preocupaciones y la presión, ningún líder, partido político, nación o grupo de naciones puede hacerlo por ti. ¡Ninguno! ¿Por qué esta ayuda humana tan anhelada y deseada es tan inútil para nosotros? Porque “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). La mayoría de las políticas humanas, si no todas, pueden volverse, y se han vuelto, odiosas y sucias en cualquier momento. Dios solo ha provisto una esperanza y una opción para la verdadera paz y tranquilidad. Esto y más vienen con una promesa sólida y garantizada que nos traerá paz y tranquilidad. ¡Su nombre es Jesús! “Venga tu reino. Hágase tu voluntad . . .”. ¿Te suena familiar? Esas palabras se encuentran en el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13). Haz esa oración con frecuencia y descubrirás la manera de encontrar la calma.

Un estudio completo de Jesús presenta numerosos detalles que nos dejan asombrados sobre quién es este Majestuoso Ser. No regresará solo para salvar a los miembros de nuestro grupo o nación “escogida”. Regresará para salvar a quienes lo eligieron como Su Señor y Salvador.

Jesús estaba con Dios Padre cuando creó todas las cosas. Entonces Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). En poco tiempo, la humanidad se entregó a todo engaño y libertinaje imaginable, y la imagen de Dios se corrompió. Pero Dios envió a Su Hijo al mundo para restaurar esa imagen y garantizar una esperanza de salvación. Esta esperanza se hizo realidad cuando Jesús dio Su vida y derramó Su sangre en la cruz.

Si anhelas calma, esperanza y confianza en un futuro mejor, todo esto y más se puede encontrar en el único nombre que es sobre todo nombre: ¡Jesús! Él es la esencia misma de todas las promesas de Dios. Él es la única respuesta a nuestro profundo anhelo de una vida mejor.

No hay esperanza en las promesas de un partido político. No hay esperanza en las promesas individuales o colectivas de nuestros diversos estados-nación. Todos han fracasado y seguirán fracasando. ¡Pero Jesús nunca falla!

¿Qué debemos hacer? Volver a leer Su historia. Abrazar Su propósito. Defender Sus principios sin importar dónde vivamos y qué política concebida por el hombre “suene bien”.

¡Jesús es nuestra esperanza, y regresará como rey sobre toda la tierra! “Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén” (Apocalipsis 22:20, 21).