En 1959, mi familia se mudó a treinta millas al otro lado de Los Ángeles. Trajimos a nuestros dos gatos con nosotros, se llamaban: Cheeses y Crackers. Después de unos días en nuestro nuevo hogar, Cheeses desapareció y nunca regresó. Pero Crackers parecía contenta con su nuevo entorno y se quedó con nosotros durante los siguientes diez años hasta que murió de vejez.
Aproximadamente un mes después de que Cheeses desapareciera, mi madre recibió una llamada telefónica de un vecino donde solíamos vivir. Cheeses estaba en su puerta. Había atravesado treinta millas a través de las carreteras y autopistas de Los Ángeles y había regresado a nuestra antigua casa. Sorprendentemente, Cheeses viajaba alrededor de una milla por día, dejando a su familia por su vida anterior. Así como la esposa de Lot, ella también miró hacia atrás. Pero Crackers se quedó con nosotros y se mantuvo fiel a su familia.
Cuando se trata de nuestra fe, ¿somos Cheeses o Crackers? ¿Tenemos la fe para quedarnos con la familia a la que Dios nos ha llamado, o anhelamos regresar a nuestro antiguo vecindario como lo hizo Cheeses? Pablo nos dice en Romanos 8:14-17 que somos hijos de Dios y hemos sido adoptados en Su familia. ¡Qué magnífico es eso! Pero no es fácil estar en la familia de Dios. Las distracciones que se nos presentan todos los días pueden hacer que regresemos a nuestras vidas anteriores si no nos mantenemos fieles.
No se distraiga de buscar primeramente Su poderoso reino y permanecer en Su familia (Mateo 6:33). Hebreos 12:1, 2 nos recuerda que tendremos trampas y cargas pesadas en nuestra vida diaria, pero debemos “correr con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Se necesita fe para mantenerse en el camino.
Jesús nos dice que en los últimos días “el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:13, 14). Tenemos un trabajo que hacer: perseverar hasta el fin y predicar el evangelio del reino venidero de Dios a todo el mundo. No es un trabajo fácil.
Para “perseverar hasta el fin” se necesita fe, fe en Dios y fidelidad a Su familia. La vida es una carrera de larga distancia, y debemos seguir corriendo pase lo que pase, sin distraernos de nuestra vocación.
A medida que se acerca el regreso de Cristo, ¿seremos como Cheeses y volveremos a nuestras vidas anteriores? ¿O vamos a ser Crackers y quedarnos con la familia que Dios nos ha dado? ¡Yo elijo ser Crackers!