Cuando no entendemos

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By Gordon Feil

Job no es un personaje mítico. Hay suficientes razones para considerarlo como una persona histórica (Ezequiel 14:14, 20). La visión mundial de Job se convirtió en algo positivo por los eventos que soportó y las emociones que experimentó. La historia de estos eventos relatados en el libro de Job nos enseña que Dios es soberano. Él tiene motivos y significados que no siempre se revelan, porque “Gloria de Dios es encubrir un asunto. . . ” (Proverbios 25:2).

 

Dios permite el sufrimiento 

El libro de Job comienza con una descripción de la relación entre Dios y Satanás que parece haber guiado la teología de sólo unos pocos. No hay “gran controversia”, no hay batalla entre poderes polares. Aquí, un ser está subordinado a la autoridad del otro. Satanás desempeña un papel en los primeros dos capítulos, luego es descartado sin ninguna consecuencia a través del resto del libro. Lo que Job sufre es permitido por Dios.

Job lo sabe, pero no lo entiende. Su teología ortodoxa es similar a la de sus amigos: la bondad es recompensada y la maldad es castigada. Pero ahora se ha encontrado en un problema: él no ha hecho nada malo, entonces ¿por qué está siendo castigado? Tenemos el relato del capítulo 1, así que sabemos por qué sucedían las cosas, pero Job no. Para él, el significado estaba oculto.

Después de sufrir sus grandes pérdidas, Job es rechazado y expulsado de la comunidad. En la ortodoxia de ese tiempo, eso significaba estar separado de la congregación y, por lo tanto, de Dios, y él realmente lo siente. Si está separado de su Creador, a Job no le queda nada. Su esposa, reconociendo esto le dice que también puede terminar con eso: Sólo maldice a Dios y muérete (2:9). No debemos juzgarla con dureza. Ella ha perdido a todos sus hijos, la riqueza familiar, y ahora a su esposo.

 

Dios oculta

Habiendo oído de su gran caída, los amigos de Job llegan y se sientan con él sin decir una palabra durante siete días, un período de luto (vv. 11-13). Pero, ¿qué consuelo puede ofrecerse a un pecador tan vil? Una vez que hablan, Job se da cuenta de que sus amigos se han unido al juicio de su ciudad. Ellos insisten en que está siendo castigado y necesita confesar, pero Job sabe que no ha hecho nada malo. Y, de hecho, no lo ha hecho (1:1; 2:3). Su conducta, palabras y actitud, son ejemplares. Él confía plenamente en el Dios aparentemente apático: “Aunque Él me matare, en Él esperaré” (13:15). El problema de Job es no entender por qué Dios se mantiene a Sí mismo y Sus razones ocultas.

La ortodoxia, o las formas aceptables de creer en Dios, nos protegen del error cuando ésta se enfoca en una relación continua y vibrante con Dios. Pero cuando se deriva de eso, la ortodoxia puede ser fría y cruel. Vemos esto en el diálogo de los amigos de Job (capítulos 3-26). Finalmente, Job deja de tratar de razonar con ellos y mejor se dirige al Dios oculto. En muchos capítulos busca al Dios silencioso haciéndole preguntas que Él no contestará. Incluso cuando Dios responde, no aborda ninguna de las preguntas de Job, sino más bien con 77 de Sus preguntas propias (capítulos 38-41).

 

Dios es incomprensible

A través de todo esto, encontramos que Dios es maravilloso (42:3; Salmo 139:6), de una palabra hebrea que significa “incomprensible”. Es imposible conocerle completamente porque nunca ha creado a nadie que tenga Su propia capacidad. Todos estamos limitados en nuestro conocimiento, pero Él no lo está. Él supo de antemano el día de tu nacimiento. Él también sabe el día de tu muerte. Y, por cierto, ¡vas a morir al momento definido!

De principio a fin, cualquier cosa que haya sucedido en tu vida o en la mía, Él lo sabe. Él conoce cada prueba, cada dolor, cada desafío, cada respuesta que hayas tenido. Él sabe todo lo que has hecho y todo lo que no has hecho. Y Él te ama de igual manera.

Dios sabe qué tragedias vendrán, qué tristezas sufrimos, qué sufrimientos y dolores tenemos. A veces podemos pensar que a Él no le importa. Pero a Él le importa y hará lo correcto, y lo hará para Su gloria.

Tenemos un problema con eso. Él nos pide que confiemos en Él, pero nosotros queremos estar a cargo, ser los capitanes de nuestro destino y los dueños de nuestra suerte. Queremos tomar las decisiones, pero Dios dice: “Nunca sabrás lo que Yo sé”.

 

Buscando respuestas

Job intenta descubrir la razón de tanto sufrimiento. Trata de entender por qué está pasando por esas angustias, pero Dios nunca le da ninguna respuesta. Dios le hace sufrir a través del consejo de amigos quienes le dan su propia teoría acerca de sus pruebas. Dios nos expone a problemas que no nos dan ninguna verdad. “Consoladores molestos sois todos vosotros” dice Job (16:2). Tal vez sea su pecado. Tal vez Dios le está mostrando lo frágiles que son los seres humanos.

Job no obtiene paz para su corazón destrozado, y cuando finalmente se queda sin conversación, Dios habla. Él llama la atención de Job hacia dos animales gigantescos, diciendo en esencia, “Job, Yo los hice” (capítulos 40, 41). Entonces, Job declara: “Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía” (42:3).

 

Confiando en Dios

Job admite que no entiende nada de esto y cesará y se quedará callado. Aunque lo ha perdido todo, ha encontrado a Dios y le adora (42:5, 6). Su comunión con Dios se restablece, incluso sin el conocimiento pleno del amor de Dios del cual el Calvario nos informaría más adelante, Job considera que Dios es más que suficiente. Su urgente reclamo para vindicación desaparece. Y Dios lo bendice.

Así también es con nosotros. Sufrimos injustamente. Nos preguntamos “¿Por qué?” Tenemos amigos equivocados que creen saber más de lo que saben. Más sin embargo, nosotros hemos escuchado la voz de Dios y hemos aprendido a confiar en Él y ha glorificarlo en toda circunstancia. Al igual que Job, podemos decir “¡Maravilloso!” mientras Dios nos enseña a descansar en Él incluso cuando no entendemos. Entonces somos una gloria para Él quien oculta.

Gordon Feil
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Gordon Feil is a management and corporate finance consultant. He and his wife, Linza, have three grown children and live in Victoria, BC, Canada. He likes conversation and anything that facilitates it, such as walking, table games, travel, and dining. Gordon also likes solving problems in uninhibited, unabashed, and unconventional ways. Visit his general blog (gordonfeil.blogspot.ca ) and theology blog (gordon-feil-theology.blogspot.ca ) to learn more about him.